Cuando el recién ingresado Federico González encaró al lateral izquierdo de Independiente, pasándole la pelota por un lado y buscándola por el otro y cayó al piso llamó la atención la jugada. 

Para el árbitro Pablo Echavarría no hubo dudas: le mostró la segunda amarilla al juvenil defensor cuando iban 13 minutos del segundo tiempo. Pero nada había ocurrido, nunca existió el contacto entre ambos jugadores, ya que el delantero de Estudiantes encaró hacia el área y se tiró simulando la falta.

Independiente debió jugar con uno menos el resto del encuentro, y logró llegar a los penales donde Sebastián Sosa se vistió de héroe y llevó a su equipo a la semifinal de la Copa de la Liga.