Con el partido empatado el penal podía decidir el encuentro. Nita esperó el lanzamiento con los brazos en jarra por detrás de la espalda y con una postura relajada, como entregado. Y con velocidad felina se arrojó a un costado para contener el disparo.

Tal vez no haya tenido mucho que ver la actitud del arquero o no haya conseguido poner nervioso al ejecutante, pero logró su cometido. Una acción clave para que el Sparta lograra el triunfo 3 a 2 como visitante.