El Tiburón fue el claro dominador del primer clásico del fin de semana de clásicos, en un partido que no es realmente un clásico.

En una tarde de goleadores veteranos -Cauteruccio anotó un doblete para los locales y Lucas Barrios descontó para el visitante- todas las miradas se las llevó Santiago SIlva.

El goleador uruguayo ejecutó con fuerza y precisión un tiro libre y lo gritó con el alma entre lágrimas, con las manos en la cabeza y rodeado de los abrazos de sus compañeros.

A los 41 años, y después de dos alejado de las canchas por una suspensión injusta, el gol lo gritaron todos.