El Mundial sirve a los medios monopólicos brasileños, como lo vienen haciendo sistemáticamente, por un lado para infundir descontento artificial entre la población y por otro –pero complementariamente– para reflejar solo el lado negativo del evento deportivo mundialista.

Al igual que TN en la Argentina, que difunde continuamente el lado negativo del Mundial, los diarios y las cadenas monopólicas del Brasil buscan horadar y degradar políticamente al gobierno de Dilma Rousseff a través de exhibir casi con exclusividad esos hechos que existen, que ocurren, pero solo son una parte ínfima de la cuestión.

Una periodista brasileña que vivió un tiempo en Buenos Aires, advirtió a los enviados de 678 que "como en la Argentina, los medios juegan un rol político importantísimo".

En ese sentido, señaló: "Río y San Pablo concentran los grandes diarios que responden a los cuatro grupos que dominan la comunicación en Brasil, y tienen un discurso muy homogéneo, muy uniforme, dando todo el tiempo los problemas que sí están en el Mundial".

Incluso, destacó la falta de equilibro –como ocurre en nuestro país– entre lo importante y los coyuntural, lo bueno y lo eventualmente malo: "No dan el mismo espacio, la misma importancia a toda la movida buena que también se está viendo ahora".