Fue un ejemplo con su físico e inspiró a todo un país: la historia de Alan Frei en los Juegos Olímpicos
Conoce la historia de vida de este deportista olímpico que superó muchos obstáculos hasta llegar a ser un deportista consagrado en su país.
Alan Frei encontró en el curling una forma inesperada de transformar por completo su estilo de vida. En menos de dos años desde que se aventuró por primera vez sobre el hielo, ya integra el equipo nacional de Filipinas, que sueña con clasificarse a los Juegos Olímpicos de Invierno de Milano-Cortina 2026.
Impulsado por recursos económicos, disponibilidad de tiempo y un enfoque emprendedor, Frei se propuso un objetivo físico extremo que diera verdadero significado a su proceso de pérdida de peso. Esta combinación de disciplina y curiosidad lo llevó de un cambio personal radical a competir por un lugar en el escenario olímpico.
Cómo fue la historia de Alan Frei en los Juegos Olímpicos y cómo inspiró a un país
Alan Frei, un suizo con raíces filipinas, vivió una transformación que parece salida de una película deportiva. Tras vender su empresa y recibir un fuerte llamado de atención de su médico, decidió que debía cambiar su vida por completo. Con 1,72 metros de altura y 102 kilos, su salud estaba en riesgo y el sedentarismo lo tenía contra las cuerdas.
Su primera idea fue intentar con el esquí de fondo. Se fue a las montañas, contrató un entrenador y probó suerte en una de las disciplinas más exigentes de los Juegos Olímpicos de Invierno. Pero pronto entendió que aquel deporte de resistencia no era lo suyo. La epifanía llegó de la forma más inesperada: un correo electrónico que lo invitaba a probar el curling, un deporte en el que jamás había puesto un pie.
El mensaje era de Christian Haller, bicampeón mundial junior, que junto a los hermanos Marc y Enrico Pfister soñaba con formar un equipo filipino de curling. Todos compartían la doble nacionalidad y querían abrirse paso en el escenario olímpico. Frei aceptó sin dudarlo, aunque su experiencia era nula. "Nunca había jugado, pero el esquí no era lo mío, así que dije: vamos a intentarlo", recordó entre risas.
El comienzo no fue fácil. Frei entrenó con casco para evitar golpes en las caídas y tuvo que aprender a dominar tanto el lanzamiento de la piedra como el exigente barrido. Su entrenador, Marcel Kaufeler, al principio fue escéptico, pero terminaron haciendo un trato: él le enseñaría curling a cambio de consejos para emprender en los negocios.
En octubre de 2023 llegó la primera prueba de fuego: el Abierto de Praga. Frei debutó como lead del equipo filipino y sus primeras piedras salieron por fuera, mientras que un resbalón lo dejó tendido en el hielo. Sin embargo, la historia dio un giro de película: el equipo remontó, ganó a Italia y se coló en el segundo lugar del torneo, demostrando que el sueño olímpico empezaba a tomar forma.
El envión los llevó a los Pancontinentales de Kelowna, Canadá, donde se encontraron con un escenario increíble: decenas de hinchas filipinos que nunca habían visto curling se acercaron a alentarlos. Aunque cayeron ante China, el equipo dejó en claro que estaba para cosas grandes. Un año después, en Lacombe, la recompensa llegó: vencieron a Kazajistán 9-3 en la final y lograron el ascenso a la División A.
Ese triunfo no solo les dio prestigio, sino también un boleto al Preolímpico de 2025, paso clave rumbo a Milano Cortina 2026.
Frei, que hace dos años recibía advertencias médicas por su peso, hoy barre el hielo persiguiendo un sueño improbable: representar a Filipinas en los Juegos Olímpicos de Invierno, demostrando que nunca es tarde para reinventarse.