La eliminación de Boca en los octavos de final de la Copa Argentina hizo ruido y llevó nubarrones para el viaje de los dirigidos por Guillermo a Belo Horizonte donde intentará refrendar el triunfo en la Bombonera para alcanzar la semifinal de la Libertadores.

Alejandro Fantino intentó ser medido y medianamente optimista pero la bronca le jugó en contra.