No hay jugadores homosexuales en el fútbol. En ningún equipo de ninguna liga de ningún país. O no lo dicen, lo cual sería más apropiado. Porque el fútbol sigue siendo un deporte machista que no tolera nada que no toleró en los últimos cien años. Un deporte donde el insulto más común entre jugadores e hinchas es "puto".

Pero los tiempos cambian y algunas voces se empiezan a escuchar. Voces que quieren cambiar ese estado de situación, que se quieren adaptar a los tiempos de mayor libertad y respeto.

Por eso la palabra de exjugadores como Sebastián Domínguez es importante. Porque conocen desde adentro al ambiente. Y porque pueden empezar a modificar las cosas.