Este martes en el duelo entre el Aston Villa y el Sheffield United, que marcó el regreso del certamen inglés tras más de dos meses de parate por la pandemia del coronavirus, se dio un error impensado e insólito de la tecnología.

El arquero local saltó para atrapar un balón aéreo y cayó desbalanceado, chocó con un compañero y terminó adentro del arco, recostándose en la red, con pelota y todo. No había dudas, la pelota había entrado, era gol del Sheffield United.

Sin embargo, el árbitro Michael Oliver, que se apoyó en la tecnología, no lo cobró. Dejó que la acción continuara y no convalidó el tanto, explicando con gestos que el aparato que tiene en su muñeca no vibró, por lo que según la tecnología la pelota no había cruzado la línea.

Lo cierto es que aún se desconoce qué fue lo que falló en el sistema y se espera una pronta aclaración de las autoridades porque la tecnología llegó para que el fútbol sea más justo y sus errores provocan exactamente lo contrario.