El equipo dirigido por Zinedine Zidane no levanta cabeza aún después de haber ganado el clásico el fin de semana. El défict sigue siendo el juego, porque el Real Madrid sigue extrañando horrores a un Cristiano Ronaldo que convertía en oro lo que tocaba.

Esta vez necesitó del aporte de energía que suele cargarle Sergio Ramos quien ante la inminente derrota se fue a jugar de 9 -como lo hiciera Pezzela en el recordado partido bajo la lluvia- y de un cabezazo suyo Casemiro alcanzó el empate que no mereció pero que castigó a un Borussia que no se creyó que podía ganarlo, se replegó y terminó regalando el empate, cuando en el minuto 86 ganaba 2 a 0.