Las protestas de los jugadores de Patronato se perderán en el olvido y el resultado ya es inapelable. Si hubiese sido al revés la jugada ocuparía largos ratos en los programas deportivos y el árbitro Silvio Trucco estaría en el ojo de la tormenta ante la andanada de reproches que recibiría.

Pero Patronato se va con las manos vacías después de haber anotado legítimamente el primer tanto del encuentro, cuando Agustín Rossi fingió una falta que no existió y el árbitro Silvio Trucco lo salvó cobrándole la falta a su favor.

Las repeticiones de la televisión dejaron en claro que nadie molestó al arquero y que el gol debió haber sido válido.