Lo peor es que el increíble gol ocurrió cuando el encuentro estaba 2 a 2 y solo quedaban pocos minutos para que terminara el partido.

Todo sucedió cuando el belga Antoine Colassin le pegó de volea con su pierna derecha pero su disparo salió débil. Lo que nadie imaginó es que Cillessen iba a calcular tan mal como para dejar correr a la pelota pensando que se iba afuera.

Pero cuando pegó en el palo y se metió, quería enterrarse allí mismo. Se tapó la cara con los guantes sin poder mirar a sus compañeros, que no podían creer lo que había pasado.