Esta vez no alcanzó pero Dinamarca mostró cartas para ser tenida en cuenta en la próxima Copa del Mundo. Además de su habitual solidez defensiva, el orden de sus líneas y su juego en bloque, esta vez contó con la aparición de un distinto.

Eriksen tomó la pelota en una transición rápida, giró sobre sí mismo, y despachó un violentísimo disparo que se metió arriba para dejar al arquero croata fuera de toda posibilidad.

Croacia ganó 2 a 1 el encuentro, que será recordado por el soberbio remate del mediocampista del Tottenham.