Nota Marca:

La autoridad de Messi deforma los partidos. Es difícil medir al resto cuando Leo está inspirado. La apuesta del Girona por divertirse en el Camp Nou descubrió una pradera para que el 10 desplegara su repertorio. En poco más de media hora puso el Camp Nou patas arriba. Desde el inicio hasta el final, Messi fue dueño y señor del partido y protagonizó la remontada con una asistencia, dos goles de mago y una contra para detonar el cuarto. Ingobernable para un Girona demasiado blando en la cobertura.

Y eso que el arranque resultó sorprendente. Uno de los mejores futbolistas de la temporada, Umtiti, cometió un error de confianza a los tres minutos y permitió que el Girona se adelantara. Fue Portu, el futbolista más brillante del conjunto rojiblanco, quien castigó la poca fiabilidad del central francés y lo hizo con velocidad y precisión. Y no sólo en el gol, cada vez que entró en juego generó problemas al Barça.

El ordenado Girona de Machín no compareció en el Camp Nou. Trató de apretar arriba, pero dejó demasiados metros entre líneas que facilitaron la remontada exprés. Por supuesto, fue Leo quien mejor entendió las facilidades rivales.El argentino hirió en cada ataque. Desde el primero, cuando conectó con el desmarque profundo de Suárez para el 1-1. Dos goles en cinco minutos.

No hay duda de que el Girona es la revelación de la Liga. Ha ganado al Madrid y puntuado con el Atlético. Contra el Barça, en cambio, probó dos fórmulas muy distintas y en ambas cayó con claridad. En la ida probó ordenando un marcaje individual de Maffeo a Messi que liberó a Suárez. En la vuelta línea de cinco, presión arriba y líneas altas para aceptar el intercambio de golpes. Y ahí el 10 es imbatible.

Merodeó el 2-1 durante un buen rato. Alba se quedó solo y no acertó a rematar, y Juanpe sacó de la línea una vaselina majestuosa deLeo. Él fue el autor del 2-1 tras recibir una cesión de Suárez. Se metió en el área, congeló el tiempo y fue eliminando defensas. Primero Ramalho, después Juanpe, y al final tiro junto al palo para vencer a Bono.

Ese tanto diluyó al Girona en defensa, que ya no se recompuso salvo cuando cruzó el centro del campo.Atrás sufrió una barbaridad. Messi aprovechó una falta para exhibir clase y picardía. Como Ronaldinho ante el Werder Bremen, aguantó al salto de la barrera y buscó la sorpresa por bajo. Golazo.

La goleada quedó certificada antes del descanso, con un error en la salida de los centrales que abrió pasillo a Leo y descubrió al nuevo tridente: Messi-Coutinho-Suárez. Tres toques. 4-1. Al descanso.

Con el partido decidido, la única duda era el tamaño de la goleada. Valverde ordenó descansos merecidos, como el de Piqué, lastimado en su rodilla, o Rakitic, muy acertado en el pivote. La caída de tensión favoreció a Dembélé, que encontró espacios para lucir su velocidad. Desde banda derecha sirvió el último tanto a Suárez. Y Coutinho, que apareció menos de lo esperado, lo hizo de forma brillante. Controló en la izquierda, se revolvió en la frontal y colocó con el interior al palo más lejano. Otro gol monumental.

Ahí quedó el castigo para un Girona demasiado tierno ante un rival voraz. Después de tantos partidos cerrados y tantos apuros, el Barça rompió a golear, con Messi desatado. Eso sí, no todo fue perfecto. Suárez acabó pidiendo la amarilla de rodillas, haciendo faltas descaradas para que Alberola le amonestara. El colegiado le castigó... sin sacarle la amarilla.