Como un kamikaze, Takehiro decidió, cuando arribó al país desde Japón, experimentar el "sentir argentino".

No tuvo mejor idea que irse a la cancha de Boca y ubicarse en el "espacio libre" que había en la cancha. Claro que ese espacio libre no era otro que el de La 12.

Un divertido momento en el que quedó claro en que la pasión puede unir culturas.