En diciembre de 2000, el fútbol argentino vivía un momento inmejorable: el Boca de Bianchi le daba una auténtica lección de fútbol al campeón de Europa, y Juan Román Riquelme hacía una dedicatoria muy especial.

Los años pasaron, San Lorenzo ganó la Copa Libertadores y se ganó el derecho de enfrentar al mismo rival que sufrió los goles de Martín Palermo. Pero el resultado final fue distinto para el representante argentino y esta vez, la dedicatoria vuelve a tener vigencia.