El mediocampista se vio presionado contra la línea, el rival tenía las piernas abiertas y le tiró un caño para zafar de esa situación.

Un lujo al servicio del juego, para luego girar, pisar y pasarle la pelota al compañero mejor ubicado.

Parece fácil, pero no lo es. Xavi se lo explicó a un periodista al final del partido.