Podría decirse que es la lesión y el piquete de ojos más absurdo de la historia del fútbol. 

Durante un partido de la segunda división sueca disputado por Degerfors y Oster, el jugador Mattias Ozgun se lesionó justo en el momento de entrar al campo.

Increíblemente, el compañero al que sustituyó, Axel Lindahl, le metió accidentalmente un dedo en el ojo cuando pretendía chocarle la mano antes de dirigirse al banco de suplentes.

Como consecuencia del golpe, Ozgun no pudo jugar ni un solo minuto: cancelaron el cambio y el jugador que había salido volvió a ingresar.