"Yo no quería ser gay, pedí a mi doctor que me castrara químicamente", confesó el árbitro de rugby Nigel Owens en una entrevista a la BBC cuando se dio cuenta de sus gustos sexuales y amorosos. 

"Pitar la final del Mundial de 2015 entre Australia y Nueva Zelanda delante de 85.000 personas y millones viéndola en casa, analizando cada decisión que tomas bajo mucha presión, no fue nada comparado con el desafío de aceptar lo que era", sostuvo el galés Nigel Owens, considerado el mejor árbitro de rugby del mundo.

Él es el primer árbitro en su profesión en contar su inclinación sexual. "Es un gran tabú ser gay en mi profesión, tenía que pensar mucho en ello porque no quería poner en peligro mi carrera", dijo Owen, nombrado el año pasado miembro de la Orden del Imperio Británico.

En una entrevista contó que, a principios de 2007, acudió al médico y le rogó que: "No quiero ser gay, ¿me pueden realizar la castración química?". Como si la homosexualidad tuviera que ver sólo con el pene y no, también, con el amor. 

"Salvo que seas feliz con quién eres, no serás lo mejor que puedes llegar a ser en lo que haces. No puedes disfrutar de la vida si no eres feliz contigo mismo", reconoció.