Parecía que ni la llegada del salvador Ricardo Caruso Lombardi sacaba a Arsenal de la malaria que lo tiene último en la tabla de posiciones. Sin embargo, en el debut del entrenador, el equipo del Viaducto rescató un empate agónico ante Unión (1-1) y terminó al menos celebrando un punto tras siete derrotas consecutivas.


Sin ideas pero con algo más de orden, el Arse no difirió mucho de aquel equipo inexpresivo que dirigía Martín Palermo. Ante uno de los equipos más establecidos y regulares del certamen, como el Tatengue, quedó en evidencia que el flamante DT tendrá mucho por trabajar.


Cuando tras un desborde de Ignacio Malcorra, Fausto Montero anticipó a Ezequiel Andrada el castillo de naipes de Caruso se derrumbó. El equipo perdió el equilibrio que había mostrado y solo se mantuvo con vida gracias a su arquero, de sólida y arrojada actuación.


De hecho, fue gracias a una patriada suya que el equipo terminó rescatando un empate. Andrada salió a cortar un avance rival hasta mitad de cancha, ganó la pelea por la pelota y no se nubló; lo vio solo a Cristian Chávez y le cedió la pelota por el piso. El Pochi se acomodó, centró al área y la oportuna cabeza de Matías Sarulyte decretó el 1-1.


No dio para desatar una fiesta, pero sí para apretar el puño en Sarandí. Arsenal salió de perdedor y buscará aferrarse al sacrificio y amor propio mostrado hoy para tratar de salir adelante. Para Unión quedó la desilusión de no haber podido sentenciar un partido que tenía casi en el bolsillo, pero con la certeza de estar desandando el camino correcto.