Ya nadie discute el valor emocional en el deporte, y esta Copa del Mundo volvió a dejarlo expuesto. Marruecos jugó el partido por el tercer y cuarto puesto con la cabeza en cualquier parte. Fue notorio cómo bajo la intensidad de un equipo que se destacó por la fiereza con que jugó sus encuentros.

Incluso la derrota por 2 a 1 con Croacia pareció sentirla menos que la caída en la semifinal ante Francia, dejando en claro la convicción que tenía el equipo sobre la posibilidad de pelear el título.

Pero si queda alguna duda, Bono lo expresó con claridad.