Hasta los insultos de los allegados de Independiente se escuchan con claridad. La cámara que se encuentra detrás de los arcos permite vivir las jugadas como si uno estuviera ahí.

Por eso se escucha el grito de Copetti con toda la fuerza de la celebración de último momento y las protestas del banco del Rojo por perder injustamente un clásico en la última jugada.