En el que pudo haber sido el último partido de LeBron James en Cleveland Cavaliers, Golden State Warriors se impuso 108-85 con mucha autoridad en Ohio, para barrer la serie final (4-0) y quedarse con el campeonato de la NBA.

A pesar de la obligación, los Cavs tuvieron un flojísimo arranque ante un visitante que se despachó a puro triple. El dueño de casa reaccionó recién en el segundo cuarto, aunque en los últimos minutos los californianos se reactivaron y cerraron la primera mitad 9 puntos arriba con un triplazo de Stephen Curry sobre la chicharra.

Para la segunda mitad, el local pareció bajar los brazos por completo, y allí Golden State se escapó en el marcador, llegando al último período con 21 puntos de ventaja (86-65), para despertar la furia de LeBron. No hubo reacción por parte de los Cavaliers, y los de Steve Kerr se encaminaron a la aplastante victoria.

Es la segunda vez que James sufre una barrida en finales de la NBA: la anterior había sido en su primera, en 2007 ante San Antonio Spurs. ‘The King’ terminó con 23 puntos (16 en la primera mitad) y se despidió (¿se despidió?) al grito de “MVP, MVP” por parte de todo el Quicken Loans Arena.

Los dueños de la noche en Ohio fueron Curry, que a puro triple sumó 37 puntos; y Kevin Durant, que venía de sentenciar el tercer juego y en este cuarto firmó un triple-doble de 20 tantos, 12 rebotes y 10 asistencias. KD fue nombrado MVP de las finales por segunda vez consecutiva. 

Es el sexto anillo de la franquicia de los Warriors, siendo el tercer campeonato que consigue en las últimas cuatro temporadas de la NBA. Se cierra así la 2017/2018 y quedan, al menos, dos interrogantes para lo que viene: ¿Podrán detener a Golden State? y ¿cuál será el destino de LeBron?