¿Es el Maracanazo la victoria más importante de una Copa del Mundo de 1950? El informe en video de Telam que aquí publicamos sirve de guiía.

Domingo 16 de julio de 1950, Rio de Janeiro

Sabido es que los diarios adelantaron en sus portadas la victoria de Brasil, hicieron un despligue notable sobre el rotundo éxlito del Mundial y de la construcción del Maracaná, estrenado en junio de ese año con lugar para 200 mil personas.

En la previa, hubo carrozas de carnaval y fuegos artificiales, aunque hay versiones que algunos jugadores de la selección local festejaron incluso y disputaron el partido sin el descanso aconsejado. 

¿Quizás por eso Gigghia provocó los dos goles a la espalda del lateral izquierdo?

Cuando Brasil se puso en ventaja, las autoridades comenzaron a inscribir el nombre del país en la Copa ¡Es que a Brasil le alcanzaba con el empate porque -ya veremos más adelante- el del 50 fue el único Mundial sin final!

El resto es historia: el 'Negro' Jefe Obdulio Varela fue a buscar la pelota al fondo de la red, protestó al juez de línea y al árbitro en su camino al centro del campo por la validez del gol brasileño. A su paso, miró con sus ojos de fuego a sus compañeros y los motivó con palabras fuertes. La frase que quedó en la historia fue: "Los de afuera son de palo".

Pero no solo eso, Varela inició la jugada del empate: metió un pase al vacío para Ghiggia, que desbordó para el primer gol de Juan Alberto Schiaffino a los 21 minutos del segundo tiempo. “Fue la primera vez en mi vida que escuché algo que no era ruido”, diría años más tarde el capitán Schiaffino, sobre el silencio envolvente de las 200.000 personas que colmaban el estadio.

Y Ghiggia, autor del segundo a diez minutos del final: "Al Maracaná lo enmudecieron tres personas: el Papa, Frank Sinatra y yo".

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El potrero más difícil del mundo

Es Brasil ¿no? O hay algún otro. Contextualicemos: si bien en el 50 Brasil era el favorito, Uruguay ya era campeón del Mundo y Olímpico.

Pero lo dicho, a los locales les alcanzaba con el empate, se relajaron después de ponerse en ventaja al comienzo del segundo tiempo y Uruguay sacó su fuego de adentro y lo dio vuelta.

Con huevos pero con fútbol. No en vano los goles llegan por el sector derecho del ataque, hubo allí una orden de explotar la espalda de Bigode, el lateral del Fluminense.

No creer que hubo una orden táctica allí es subestimar el fútbol de entonces. Además, el primer tiemo había sido igual, con Brasil mejor al principio y Uruguay mejor en el final, tanto que el travesaño le impedía ir ganando.

Según las crónicas de la época, el dominiio de Obdulio en el mediocampo era tal que hasta logró pegarle un cachetazo en la nuca a un jugador brasileño sin que el árbitro inglés Reader lo advierta.

Tras el triunfo, medido, Varela dijo: “Es difícil ganar a un equipo cuando le apoyan 200.000 entusiastas. Nuestra victoria tiene doble mérito por esta razón. Por líneas y en conjunto, hemos sido superiores a los brasileños. No hemos tenido mucha fortuna; en otro caso hoy hubiera habido goleada pese a la ‘torcida’”.

Sin embargo, el arquero Máspoli fue la figura de los últimos cinco minutos con dos tapadas sensacionales. Así se lamentó el DT brasileño, Flavio Costa: “Pudimos ganar, pero la desgracia estuvo esta tarde a nuestro lado. No sé como no entraron en la meta uruguaya los dos tiros de Zizinho y el otro de Chico. Creo que hemos sabido perder que es muy importante en fútbol, sobretodo cuando se juega con un equipo duro”.

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No habrá ninguna igual...

Si el lector repasa en su mente las finales de todas las copas del Mundo, incluso las que disputó Argentina, de las más emocionantes sin dudas, no encontrará otra parecida a la epopeya de ganarle a Brasil -no en 1950 pero sí hoy el país con más Mundiales ganados-, en su estadio ante una multitud y con resultado en contra a falta de 25 minutos.

Argentina en 1978 no era el favorito pero sí el local, porque la Holanda sin Cruyff venía de ser subcampeona del mundo.

En 1986, teníamos a Diego y si no fuera por esos dos tiros de esquinas, Argentina debió haber ganado por goleada la final en México.

Quizás el triunfo alemán ante Hungría en 1954, que la había goleado en la fase anterior 8 a 3, podría llegar a equipararse. Claro que hay documentales sobre que la Hungría de Puskas no perdía hacía tres años y que aquel combinado alemán no estaba a su altura. Pero había neutralidad en el escenario, y era un mano a mano.

Hubo finales emocionantes como la de Inglaterra y Alemania en el 1966 pero allí ganó el local con polémica. ¿Otra? ¿Los títulos de Italia? Es verdad que sus logros en 1982 y 2006 fueron resonantes y sorpresivos, mas no hazañas del calibre del Maracanazo.

Historia conocida

Tras la Segunda Guerra Mundial, que impidió los certámenes de 1942 y 1946, la FIFA volvió a organizar la Copa del Mundo. 

Con Europa en ruinas, el organismo eligió Sudamérica y Uruguay para la sede porque hasta allí la Celeste era, sin dudas, la Selección con más pergaminos. A ver, campeón de fútbol en los Juegos Olímpicos de 1924 y 26, y del primer Mundial del 30, no había mucho que discutir.

Los otros dos Mundiales los había ganado Italia, el del 34 y 38.

Para este de Brasil, hubo muchas deserciones y finalmente tomaron parte 13 equipos, seis de Europa (Inglaterra, España, Italia, Suecia, Suiza y Yugoslavia) y siete de América (Estados Unidos, México, Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia).

Argentina no jugó la Copa del 50 como respuesta a que los brasileños concurrieron a la Copa de Francia 1938 y no se sumaron al boicot compartido por Argentina y Uruguay. 

El Mundial sin final

Aquel de Brasil fue único que no tuvo final, ya que la fase final fue entre cuatro equipos: España y Suecia además de los protagonistas del Maracanazo. 

Fue así: en la fase preliminar los 13 participantes se dividían en cuatro grupos para enfrentarse todos contra todos y los ganadores pasaron al cuadrangular final.

Uruguay integró un grupo de dos equipos, le ganó 8-0 a Bolivia y llegó a la fase final. Brasil tuvo un grupo de cuatro (el 1) venció a México (4-0), Yugoslavia (2-0) e igualó ante Suiza (2-2), España ganó el Grupo 2 (cuatro equipos) superando a EE.UU. (3-1), Inglaterra (1-0) y Chile (2-0), y Suecia fue triunfador de Grupo 3 (tres seleccionados) doblegando a Italia (3-2) e empatando ante Paraguay (2-2).

A la última fecha del cuadrangular Brasil llegó con cuatro puntos, por las notables victorias ante España (6-1) y Suecia (7-1) y Uruguay con tres, luego de empatar ante España (2-2) y superar a Suecia (3-2), por lo tanto con igualar los brasileños eran campeones mundiales.

Posdata

La leyenda del Maracanazo más allá de haber sido analizado hasta sociológicamente en Uruguay para intentar definirse como sociedad, también sobrevivió a sus jugadores.

Por caso, no es menor que el único sobreviviente del Maracanazo hasta hace 5 años fue el 'Ñato' Ghiggia. Él fue el encargado de pasearse por tv y radio, y estadios para recibir homenajes de todo tipo.

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Alcides debutó con 18 años en Sudamérica, pasó a Peñarol y fue campeón del mundo a los 23. Fue vendido a la Roma, cuando el equipo de la capital jugaban en la B, y de allí pasó a Milán. Con el el 'Neroazurro' fue campeón de Europa en el 63'.

En Uruguay su gol se lo conoce como 'El gol que no se gritó', por eso en 2013 una empresa hizo la movida grande de llenar el Estadio Centenario, ponerle la número 7 con el número rojo a Ghiggia y reunirse para gritar otra vez ese gol.

El video del momento es muy emotivo.

Maracanazo: Alcides Ghiggia (aniversario 67) 2 El gol que nunca se gritó

Pero más emotivo y mágico fue cuando un día como hoy pero de 2015, al conmemorarse 65 años de la epopeya, se anunció la muerte de Ghiggia a los 88 años.

Desde entonces, ya no quedan sobrevivientes sobre la tierra del triunfo más importante que el deporte más popular de este mundo haya conocido. Sus recuerdos viven en el pueblo 'fubolero' de cualquier rincón del mapa cada vez que los evoca... en este día
¡y cada día!