Los hinchas suelen mirar de costado a esos jugadores que se lesionan muy seguido. El mundo futbolístico es más duro y señala sin miramientos: está roto.

A Wanchope Ábila podrían caberle las dos sentencias pero no en este caso. Al delantero suelen torcerle el camino las lesiones que le impidieron estar en plena forma física a los largo de las temporadas con el equipo xeneize, pero en la semana previa al encuentro con River lo que lo marginaría no sería otro problema muscular sino una gripe que le levantó temperatura y lo sacó del entrenamiento.