Daniele De Rossi fue la sensación del mundo Boca en el último mercado de pases. Llegó como parche mediático para tapar las fuertes y polémicas salidas de Benedetto y Nández. 

Prometía mucho por su jerarquía internacional, pero desde su llegada hace tres meses, el romano de 36 años jugó sólo ¡cinco partidos!

Hace un mes y medio está lesionado y cuenta con chances casi nulas de jugar la revancha ante River. Para colmo, no es prioridad para Alfaro.

Con las elecciones a la vista, su futuro ya no depende de lo que haga dentro del campo de juego, sino de lo que ocurra fuera de él: si el oficialismo pierde (con Gribaudo a la cabeza), es casi un hecho que Burdisso dejará su cargo como secretario deportivo/manager. 

Esto generará un efecto dominó y De Rossi también partirá hacia un destino lejano a La Boca ya que no se imagina estar en el club de la Ribera sin el respaldo de su amigo.