El último partido que jugó Ginóbili para la Selección fue en el duelo por la medalla de bronce de los Juegos Olímpicos Londres 2012, partido que Argentina cayó ante Rusia (77-81) y no pudo ganar la medalla de bronce.

Dos años después, Manu se quedó afuera el Mundial de España por una fractura por estrés en su tobillo. Ya en este 2015, el bahiense comenzó a deslizar la chance, en diversas entrevistas, de que aquel de Londres "pudo haber sido mi último partido en la selección".

Y si bien no cerró del todo la puerta a un regreso a la selección, al menos hasta antes del Preolímpico, era imposible soñar con volver a verlo con la musculosa celeste y blanca.

Pero la imagen de los abrazos entre Scola, Nocioni y compañía con Manu Ginóbili de la semana pasada tras haber logrado el pasaje a Río 2016 despertó una sensación dormida en los amantes del básquet de nuestro país y hasta en algunos integrantes del plantel.

El gesto del mejor jugador de la historia puede haber sido solo eso, el cumplimiento de la promesa que Emanuel había hecho: "Ahora me tocará desde otro lado. Me sentiré parte del grupo y los alentaré en el próximo Preolímpico". O más que eso.

La próxima bandeja

Manu ya está de regreso en San Antonio, en donde encarará la recta final de la preparación para jugar con los Spurs la que sería su última temporada en la máxima liga del mundo.

Para fines de junio de 2016, se vence su contrato con la franquicia texana, y es el mes en que la FIBA exige a los equipos del mundo que liberen a sus jugadores para que actúen en sus selecciones.

De hecho, los tres repechajes que definirán los últimos tres lugares para la competencia olímpica a disputarse entre julio y agosto, comenzarán en junio.

Por esa fecha, o en los primeros días de julio, la selección comenzará el trabajo previo para llegar a Río de la mejor forma. Según le confió a Diario Registrado su agente de prensa en Argentina, Ginóbili tiene fecha de regreso al país justamente en julio.

"Manu merece otro tipo de despedida de la selección nacional", dijo públicamente el DT Sergio Hernández, cuando el retiro de Manu comenzó a ser vox populi; y lo repite a cada uno que le pregunte.

En diálogo privado con algunos periodistas, por estos días el 'Oveja' volvió a asegurar que él no le va a pedir a Ginóbili que juegue para la selección. El DT cree que para que eso suceda, Manu tiene que estar convencido y con ganas.

Quienes lo conocen, aseguran que Manu no toma decisiones impulsivas, sino que cranea y planea cada paso a dar, tanto en su equipo como en la selección. Y lo hace con su familia, pensando en sus hijos y en cuánto se pierde al no poder estar junto a ellos si viaja durante sus vacaciones para representar al país.

Pero Manu sabe que se merece otro capítulo con la selección. La cercanía de Brasil y que el juego olímpico -fue abanderado en Beijing 2008 de la delegación-, se realice enseguida de la que casi seguro será su última temporada de NBA, puede jugar a favor.

Río 2016 podría ser su último contacto con la pelota naranja, ya sin compromisos por delante. Un mes más de básquet, con la camiseta de la selección, en un juego olímpico que según él mismo es "una experiencia única, fantástica".

¿Querrá Ginóbili hacer un último esfuerzo físico y mental, a sus 38 años? ¿Tendrá ganas dentro de 10 meses de despedirse como él se lo merece? Una despedida que irá más allá del resultado, aunque se viaje a buscar otra hazaña -una medalla más-, de esas que este equipo conoce.

Seguramente Manu añora sentir en sus nervios dentro de una cancha con la número cinco en la espalda, algo de lo que vio desde afuera la semana pasada: ese fuego que aún vive en sus excompañeros de la irrepetible Generación Dorada.