Hoy es el centro del mundo. Y está en todos lados. En la ventanilla del avión que llevó la Copa a Río, haciendo flamear la bandera de Flamengo. En los Instagram de Neymar y Vinicius Jr, quienes se fotografiaron con el característico festejo del camisa 9 mostrando los bíceps. En las imágenes de los noticieros brasileños, eludiendo al bolsonarista alcalde Wilson Witzel, quien se arrodilló frente a él en el campo de juego después de los dos goles. En las redes sociales, en donde se replicó el videíto en el que le dedica el triunfo a su novia Raffaella, la hermana de Ney, en medio de los rumores de que estaría embarazada de su primer hijo. Y hasta en un restaurante de Miraflores repleto de hinchas del Fla en la madrugada limeña: su ingreso al lugar transformado en careta, de hecho, desató la locura de esa marea roja y negra que no paró de celebrar con baldes y baldes de cerveza.

Hoy es el centro del mundo. Pero ayer, después de abrazar otra vez esa Libertadores que tocó antes del partido y de provocar el escozor de los supersticiosos, en un mano a mano con Olé mostró su otra faceta, la del joven que aparenta ser respetuoso, correcto y amable en sus respuestas, una cara que se contrapone con la del carismático provocador capaz de desatar tempestades con sus reacciones. Porque Gabigol es así: o no está o cuando está, se lo nota todo el planeta.

-¿De Argentina? ¿Cómo estás? Pregunta despacio que entiendo.

-¿Que hayan derrotado a un gran equipo como River valoriza mucho más el triunfo de Flamengo, Gabriel?

-Sí, con certeza. River Es un equipo muy calificado, muy compacto, que tiene un ritmo de juego maravilloso y un entrenador del que yo realmente soy fan. Espero que este triunfo también nos fortalezca a nosotros como equipo y que ellos continúen así, porque realmente son un rival muy fuerte.

-Estuvieron a minutos de perder la Copa. ¿En algún momento pensaste que se les escapaba el sueño?

-Siempre confiamos. Sabíamos que en algún momento la pelota podía entrar. Aunque en el primer tiempo River estuvo muy fuerte, era normal que en el segundo cayera en su ritmo. Y ahí fue cuando encontramos los espacios para crearle situaciones de peligro. Por fortuna, convertimos dos.

-Es tan ingrato el fútbol que Pinola, que te había marcado muy bien en todo el partido, falló en una y eso decidió la final.

-Es que en fútbol son 90 minutos. Central y atacante disputan muchas bolas. Hoy precisé de dos y gracias a Dios fui muy feliz en esos tiros.

Olé