Atlético Tucumán hizo historia este martes en su primera experiencia en la Copa Libertadores de América, pero antes de vencer 1-0 a El Nacional, vivió una verdadera odisea para llegar al estadio Atahualpa de Quito.

Según trascendió, los problemas comenzaron con el chárter de la empresa chilena Mineral Airways, que no tenía autorización para realizar vuelos locales desde Guayaquil a Quito, lo que atrasó el traslado unas tres horas, hasta que Atlético Tucumán contrató un vuelo de Latam, que recién salió a 40 minutos del horario previsto para el comienzo de partido.

En este chárter no pudo viajar toda la delegación y el presidente Leito se tuvo que quedar en Guayaquil, al igual que muchos hinchas. Además, no despacharon la utilería.

Mientras era incierto el horario de llegada del equipo argentino al estadio, la dirigencia de El Nacional se mostraba inflexible y aseguraba que iban a esperar los 45 minutos que establece el reglamento, y que si Atlético no llegaba, iban a pedir los puntos.

El chárter aterrizó en Quito 15 minutos más tarde del horario previsto para el partido, es decir a las 21.30 de la Argentina. Desde allí salió el micro, ayudado por un operativo especial con el que se buscaba realizar el trayecto hacia el Atahualpa en tiempo récord.

Mientras el micro iba en camino a 130 kilómetros por hora, el secretario de Atlético Tucumán, Mario Avila, afirmaba que, después de juntarse con la dirigencia de El Nacional, había logrado que cambiaran la postura, y que esperen al equipo argentino más allá del reglamento.

Luego de todas las peripecias, Atlético saltó a la cancha a las 22.38, casi media hora después de la llegada al estadio y con escaso calentamiento previo; y el partido comenzó a las 22.43, una hora y media luego de lo previsto.

Luego del encuentro, que quedó en manos de los tucumanos, el presidente de El Nacional, Tito Manjarrez, explicó que la decisión de que se juegue, independientemente del retraso, fue tomada por la Conmebol. “Nosotros esperábamos ganar en la cancha”, aclaró.