En tono de un fanático indignado con la actuación de su equipo, el relator y conductor centró su editorial futbolera en evaluar cómo se desempeñaron los jugadores y no tuvo piedad con casi ninguno.

Después de destacar a Tévez por su entrega, le dio con todo al lateral izquierdo, a los centrales -que caracterizó como estudiantes del Newman y ayudantes del papa Francisco- les pidió un juego más violento y a Centurión le adjudicó más accidentes viales que ideas de juego.