A donde quiera que se presente, Mario Vargas Llosa convoca a un público amplio entre aquellos que siguen su prosa y quienes además comparten sus ideas que tienden a dividir ciertas aguas;  incluso por fuera del mundo literario.

Sin filas tan extensas como en ocasiones anteriores, la sala Jorge Luis Borges del predio de La Rural se fue colmando tranquilamente. Entre el público y la prensa, los que más se movían eran los mosquitos. Muchos empezaron a sacar repelentes de bolsos, carteras y se veía cómo algunos mataban insectos en las espaldas de desconocidos.

La presentación de los escritores Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards y Alejandro Guillermo Roemmers comenzó tan solo 10 minutos más tarde de lo pautado. Sin embargo, la impaciencia del público se hizo notar con unos cuantos aplausos solicitando que dieran inicio.

Cuando aparecieron sobre el escenario, estallaron los flashes como si se tratase de estrellas de rock; aunque Mario Vargas Llosa ya está acostumbrado a ese tipo de reacciones.

El primer tema fue- en sintonía con el resto de las exposiciones que distaron bastante de la idea de "charla"- la caída del sistema de mensajería instantánea "WhatsApp". Incluso Roemmers, que fue el primero en hablar ironizó que se trataba de "una tragedia". El punto de la nostalgia unió tanto al premio Nobel (Vargas Llosa) como al premio Cervantes (Edwards) a la hora de narrar sus experiencias sobre la lectura no mediada por las pantallas y las redes sociales.

El autor de "El regreso del joven príncipe"- inspirado en el clásico de Saint Exupéry- lamentó que el ministro de Eduación Esteban Bullrich no estuviera presente, como estaba previsto, ya que justamente centró parte de su charla en la educación y la importancia de enseñar a leer.

"El ser humano se está transformando en un híbrido, cambiamos según se desarrolla la tecnología", aseguró Rommers que destacó que somos parte de "una nueva era" considerando que "Facebook es la nación más grande del mundo".

Cuando llegó el momento del escritor, crítico literario, periodista y diplomático chileno, Jorge Edwards, mostró su sentido del humor para comenzar a hablar de su temprana experiencia con la lectura y la escritura: "Yo recuerdo muy bien la época en la que siempre en cada reunión era el más joven. Ahora soy el más viejo; y me pregunto si soy el más viejo de esta sala".

Edwards rememoró sus primeros encuentros con figuras de la cultura e inmediatamente dio el salto a la política al mencionar un almuerzo con el Che Guevara, su discusión con Fidel Castro y retomó la idea sarmientina centrada en la "civilización/barbarie" para criticar algunos de los sistemas actuales; empezando por Venezuela: "Decir que Maduro es de izquierda es insultar a la izquierda".

El escritor chileno, ganador del Premio Cervantes, aseguró que "antes había una conexión entre la vida política y la cultura" y que ahora se "tornó dudosa" y con necesidad de "revisarla".

El siguiente disparador fue la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa "El Gatopardo" (escrita entre 1954 y 1957) de la que Vargas Llosa destacó: "Lampedusa es uno de los grandes escritores de nuestro tiempo y murió creyendo que había fracasado como escritor".

"Es una de las grandes verguenzas editoriales del siglo XX", subrayó el Premio Nobel para referirse al rechazo que sufrió Lampedusa en Italia; y continúo su discurso sobre cómo las comunicaciones cambiaron el mundo a partir de nuevas formas de compartir e interactuar.

"Es interesante preguntarse qué va a ocurrir con las pantallas que llegan a todo el planeta", reflexionó el autor de "Cinco Esquinas" y agregó: "¿Qué va a pasar con la lectura? La literatura que se escribe para las pantallas es distinta a la que se escribe para el papel".

Si bien Vargas Llosa señaló que no hablaba desde el prejuicio para pensar la literatura que se consume digitalmente estableció una tajante diferencia en cómo ésta, a diferencia de la publicada en papel, buscaba un público más amplio y por eso requería y necesitaba menor "exigencia intelectual".

"No soy pesimista. No creo de ninguna manera que la revolución de las comunicaciones vaya a acabar con la literatura", remarcó el autor de "Conversación en La Catedral".

"Hay cierta dependencia de las pantallas y los poderes. Lo que llega a las pantallas puede ser manipulado de una forma que difìcilmente ocurra con los libros", señaló Vargas Llosa- que mencionó los hackeos a elecciones presidenciales- y destacó: "Los libros son ante todo, y sino nada más se puede decir de ellos, un placer".

Los tres escritores presentes insistieron en la importancia de la lectura como una forma de "desarrollar el espíritu crítico" y cómo la educación debe estar focalizada en esa tarea.

Hasta ese momento los aplausos eran habituales, algunos más centrados en frases concretas, otros de puro cierre de exposición entre exposición. Como es habitual estaban quienes se iban cambiando de asiento hasta que una señora mayor se paró y trató de interrumpir varias veces levantando la mano y dirigiéndose a los del escenario.

Las reflexiones continuaron sobre la cualidad experiencial de la literatura que permite ampliar los mundos personales como así también en la necesidad de no olvidar, en palabras de Vargas LLosa, cómo "el arte y la literatura nos hacen dudar. El progreso nos precipita en un abismo si no estamos acompañados de una reflexión moral".

La señora que intentaba interrumpir volvió a exclamar algo hasta que alguien de la organización la invitó a retirarse a su asiento.

Algunos de los presentes empezaron a levantarse, mientras se entregaban plaquetas a los expositores (Vargas Llosa pasó a ser socio honorario de la Sociedad Argentina de Escritores).

Los flashes, muchos rascándose por las picaduras feroces de los mosquitos, comentarios de "Qué bien lo que dijeron" y la mujer que quiso interrumpir a la que me acerqué y le pregunté qué quería decirles a los escritores.

"Les di una revista de los Abogados Jubilados de la Provincia de Buenos Aires. Sacamos cuatro revistas por año con mucho esfuerzo. Gracias por preguntar", dijo la mujer que luego se perdió entre un público en su mayoría conforme con las reflexiones aunque la idea de charla y el debate no estuvieron presentes.