En la iniciativa presentada en el Cámara de Diputados, la legisladora cuestionó la clausura de las milongas Sin Rumbo, Sunderland, El Arranque y Parakultural.

"Existe un marco normativo que protege al tango y en consecuencia a las milongas. Pero contrariando la protección internacional, nacional y también específica", el gobierno porteño "en lugar de adoptar mecanismos especiales para resguardar estos espacios, elige la clausura", cuestionó.

Bianchi, que integra la Comisión de Cultura en el Congreso, señaló que el tango fue declarado patrimonio cultural argentino en 1996 y de la Humanidad, por parte de la UNESCO, en 2009.

"Más que clausurar las milongas, sería esperable que desde el gobierno de la ciudad promuevan políticas públicas que, sin subordinar la seguridad de las personas, permitan generar las condiciones para que estos sitios puedan adaptarse a las regulaciones existentes", expuso y agregó que "además de representar la identidad cultural, son también fuentes de trabajo y permiten acrecentar el turismo".

Ayer, un centenar de parejas de tango protestó frente a la sede del gobierno porteño contra las clausuras de las milongas y bailó sobre la Avenida de Mayo para evitar nuevas intervenciones en los lugares bailables.

"La gente que organiza milongas tiene que lidiar con situaciones complejas. Por un lado, hay una Dirección de Habilitaciones que demora 6 meses en entregar el permiso para funcionar, que dura un año. Y otra dirección, de Fiscalización, te apura para que los tengas al día", detalla Julio Bassan, bailarín, profesor de tango y presidente de la Asociación de Organizadores de Milongas (AOM).

"Lo más doloroso es que muchas de las cosas que tienen que ver con el tango se generan en las milongas. Se nos considera como una parte fundamental de la distinción que recibió el tango como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; mantenemos la actividad todo el año; damos trabajo a bailarines, músicos, cantantes; somos sede de campeonatos internacionales. Y unas semanas después de que se termina La Semana de las Milongas, nos clausuran", agregó.

Bassan pide que las milongas tengan el mismo trato que otros locales, como por ejemplo los restoranes, que "tienen inspecciones pautadas. Les mandan por mail requerimientos que van a chequear. Pero en las milongas caen de madrugada. Hubo clubes que no pudieron mostrar permisos porque habían quedado bajo llave. Piden instalaciones fijas, como mangueras contra incendios, cuando hay matafuegos".

En las últimas semanas, el Gobierno porteño clausuró un total de 10 sitios que son los más tradicionales del circuito de milongas de la Ciudad.