"Nenitos", fotos, desnudos, adultos, secretos, "nenitos", "cualquier distraído es un espiado en potencia".  En Fuera de lugar (Anagrama, 2016), el lector queda atrapado- como atravesando el ya clásico imaginario del día de la marmota o la experiencia corporal saeriana- en un voyeurismo incómodo y morbosamente abúlico en sus primeras páginas. 

 Un grupo de adultos, Murano (el fotógrafo y artista), Lalo (el iluminador), Marisa (colaboradora y personaje de pensamiento ensayístico que le permite a Kohan generar pausas con ideas teóricas que "son de otros" pero que encajan en la trama), Magallán (el sacerdote dealer de nenitos como producto de venta), Nitti (el nexo entre el comercio de fotos y países lejanos como Rusia y Europa del Este), todos unidos en una continuidad de "sesiones" en las que las intenciones y hechos  ponen al lector, en sintonía con el título,  fuera de lugar. 

Si bien podría pensarse en el "no-lugar" propuesto por Marc Augé para leer las geografías (precordillera, litoral, conurbano, Europa del Este, frontera) de Kohan; funciona mejor la idea de un desplazamiento- de desdoblamiento-  en los personajes que eligen (salvo los menores) atravesar y lucrar con su secreto que irá transformándose y rompiendo sus zonas de confort. 

Después de que Kohan, a golpe de detalles precisos, deje más que en claro la aberración sobre esos menores; éste abre la historia con  nuevos personajes (Santiago Correa, Guido, Alfredo, Elena, entre otros) que serán determinantes para avanzar  hacia el policial detectivesco y salirse del mero acto delictivo. 

Pero no sólo se trata de las complejidades en las historias, entre lo económico y la pulsión,  que se entrelazan de manera hábil-  tal vez un poco forzado el extremo y conveniente  interés de un sobrino por el suicidio de su tío- sino que  también resulta decisiva la aparición de Internet- adquiriendo una cualidad animista, como personaje para la trama- que genera un cambio "en el negocio" y en la posibilidad de la segunda vida devorándose a la primera. 

Kohan le dedica tiempo a la naturaleza en su prosa;  presente como marco y en la interacción con los personajes. En el segundo apartado llamado "Litoral" incluso funciona como un "cambio de aire" en la lectura, como en la poesía de Juan L. Ortíz que descomprime y al mismo tiempo hace avanzar la historia. 

"Me interesaba trabajar esa zona donde los tipos quedan fuera de lugar. El fuera de lugar es fácil de prestigiar retrospectivamente", exclamó Kohan en una entrevista a Página 12 a la hora de pensar los relatos de sus cuentos en "Cuerpo a tierra" (Eterna Cadencia, 2015) . Ahora, con su nueva novela no sólo recupera ese eje corrido desde el nombre;  sino que también ofrece una historia oscura, perversa y con la necesaria heterodoxia de aquel que sabe narrar. 

Martín Kohan transforma al lector en voyeur de un policial analógico- digital

Fuera de lugar

Novela, de Martín Kohan

Anagrama, 2016

222 p.