"¿Cuánto realismo estamos dispuestos a aguantar? O mejor dicho, ¿cuánto realismo podemos llegar a desear?" escribe Juan Terranova en su último libro publicado por editorial Punto de Encuentro.

"Sexo, nazismo y astrología" tiene un nombre con gancho, y una tapa de esas "que llaman". Por suerte no es sólo eso sino que se recopilan treinta y un ensayos, o "casos de estudio" en los que el autor hace gala de su sinapsis con la red, lo que lee, lo que lo rodea y su curiosidad.

Preplejidades, sondeos, preguntas y ese "no entendemos" son para Terranova posibilidades a la hora de bucear en hechos bizarros;  reflexionar sobre ya su recurrente Rumania, meterse con experimentos nazis, zombies, seres de otro mundo, pedofilia, sadismo, travestis, los propios géneros de la escritura, la historia y música; entre otros temas. Y claro, sin olvidarse del punto nodal al que llevan muchos de estos textos: Internet y lo que circula por ella.

La lectura da lugar para pequeños asombros ante hechos y eventos que resultan fascinantes a partir de la combinación del morbo, el humor (generalmente negro), la sutileza de la ironía que no es apología sino ironía, lo imposible y la escritura del propio Terranova. Conversamos con él brevemente:

- En una reciente entrevista (de Pablo Chacón, en Télam) adjetivás tu libro como "caótico". Sin embargo lo veo lejos de esa idea. Se nota a simple vista que en ese "caos" de temas, lecturas y casos hay un orden. El orden de un pensamiento que va creciendo y articulándose ¿Podemos definir este libro como el orden de tu caos personal?

Juan Terranova (JT)- Supongo que todo “lo personal”, visto desde las pretensiones del orden abstracto que se supone debe tener un libro de ensayos, resulta caótico. Como una habitación ajena. Creo que SN&A puede ser leído como una casa en la que viví mucho tiempo. Cada ensayo es una habitación poco o muy desordenada, y la casa puede tener algo de humedad en las paredes, muebles polvorientos, paredes descascaradas, ropa tirada en el piso, revistas, libros, viejas condecoraciones, pero la casa en sí mantiene un orden, hay un secuencia, un ritmo... El ritmo es el que pone el orden, el que da el sentido. Y al final, soy de los que prefieren el caos propio, fértil y sentimental al orden ajeno y desabrido.  


- Una vez dijiste que "You tube podría ser tu mejor amigo". Mas allá de la ironía ¿cómo vivís tu relación con todo lo que pulula en Internet?

JT- ¡No había ironía en la frase! Si alguien puede ser amigo de un perro, ¿por qué yo no puedo ser amigo de YouTube? Él siempre está ahí cuando lo necesito. Y vivo esa relación con curiosidad y con alegría. George R. R. Martin dice que escribe con una computadora que no tiene conexión para no desconcentrarse. Yo funciono al revés. Quiero estar con la gente de la web, con los vivos, con los muertos, con su talento, con sus residuos, con sus obras y sus defectos y sus virtudes. Cada uno de ellos me da fuerza para seguir, proponen materiales, me alejan de la prosa institucional, de las imposiciones burocráticas.

- Hay recursos que se repiten en tu libro, "El me imagino" te permite abrir un panorama más literario y casi por momentos fantástico ante algunos hechos. Las citas, los "Gracias a Dios", que te dan matices, los chistes e ironías.  Mezclás periodismo, ensayo y narración. ¿cómo manejaste la dosis de cada una de esas escrituras publicadas previamente en Revista Paco?

JT- Tiene que fluir. Busco el groove, como un baterista o un contrabajista, o incluso como un bandoneonista en una orquesta típica. Si eso aparece llego hasta el final. O es como cocinar. Sí, creo que es como cocinar. Eso también tiene su ritmo. Ponés más o menos picante, podés bajar la temperatura con la que hacés la cocción. Creo que en ese sentido hay muchas partes crudas en SN&A. Partes frescas, como frutos de mar que se sirven como se sacaron del agua, apenas con algunas lechugas alrededor. El mar es Internet y, desde luego, hay que saber elegir tanto los mariscos como la lechuga. Y cada tanto, al ser un ensayista libre y no un aturdido investigador del CONICET, puedo darme el lujo de servir algún berberecho con Marea Roja.

- ¿Qué influencia ejerce Rumania en vos?  Perros y niños rumanos son capítulos de tu libro y hay pequeñas menciones en otros casos (como los zombies). ¿Qué te atrae de Rumania?

JT- Es el país de los gitanos, y de Drácula y de Ciorán, y de Mircea Elíade, y de Camil Pretrescu, y de Vintila Horia. Son los únicos eslavos que hablan una lengua de raíz latina... Creo que la literatura argentina, orgullosa y egocéntrica, siempre se reflejó en Francia o en los Estados Unidos. El siglo XXI merece otros ángulos, otras lecturas. Bolivia, Rumania, Rusia, Ucrania, incluso Italia, me dan mejores contrastes, materiales más abrasivos, a la hora de pensar sobre qué y cómo escribir con la lengua de Castilla. Al mismo tiempo, Rumania es un momento cruel y bello en la historia lateral de la Argentina.

- ¿A qué te referís con ese momento "cruel y bello en la historia lateral"?

JT- Ni idea.

- Ok... Nazismo, sexo, morbo, violencia, son temas que siempre "venden" y vos te caracterizas por ser bastante polémico con algunas de tus declaraciones ¿qué tanta venta de tus ideas hay en el libro?.

JT- Creo que el dinero es un disciplinador eficaz, aunque no es el más eficaz de todos. El más eficaz es el palo y el dolor y el miedo.



- ¿La pregunta retórica te resulta un estímulo a la hora de escribir?

JT- Sí, desde luego. Es como un embrague. Metés una pregunta retórica y eso hace que toda la argumentación se aclare. Se puede hacer con elegancia. Una buena argumentación tiene que ser sintética, no breve, no rápida, pero sí mostrar una tendencia a la síntesis. Las preguntas retóricas sirven en ese sentido. Claro que hoy en día el arte de la argumentación quizás no luzca tanto... Pero me da placer argumentar y jugar con la argumentación, y el ensayo es el mejor género para esas exploraciones, que pueden ser morales o estéticas. Y muchas veces el ensayo como género tiene forma de pregunta retórica.



- ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Híbridos? o ¿volcado a lo meramente literario?

JT- No creo que exista lo “meramente literario” y si existe me lo imagino como algo aburridísimo. Ahora estoy escribiendo sobre Italia. Sobre la Italia que hay en la Argentina, que es una llanura muy grande, llena de campesinos rumanos, envenenadores albaneses y brujas que tiran el tarot del Piamonte.

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Sexo, Nazismo y Astrología de Juan Terranova

Colección federal de Literatura Contemporánea.

Editorial Punto de Encuentro, 2014. 304 p.