En una noche de un clima otoñal amable, la sala Jorge Luis Borges del predio de La Rural fue una vez más el escenario donde tuvo lugar la ceremonia de inauguración de la 43 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

A diferencia de otras oportunidades donde la bella sala estaba colmada, o se daban largas filas para el ingreso, esta vez el público estuvo más esquivo.

Como es habitual se entonó el himno y el primer orador fue Martín Gremmelspacher, presidente de la Fundación El Libro, entidad que año a año organiza la feria que convoca a cientos de miles de visitantes. 

Al igual que en el 2016, Gremmelspacher tuvo un discurso celebratorio por una nueva edición de la Feria pero sus palabras volvieron a estar signadas por las críticas hacia las políticas del Gobierno Nacional en cuanto al sector editorial, en términos económicos y de promoción de lectura.

Gremmelspacher destacó el proceso en marcha para lograr la entrada del libro argentino en el mercado estadounidense. En esta edición la ciudad invitada de honor es Los Ángeles, que posee un 48% de habitantes hispanoparlantes.

El presidente de la Fundación El Libro señaló que "La industria editorial está atravesando su momento más delicado" y subrayó la excesiva caída en las ventas del sector destacando que si bien el Ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto,  conoce la industria "siguen los mismos problemas que se han agravado".

También remarcó que el proyecto de imponer nuevos impuestos al libro puede ser "el tiro de gracia" a la ya complicada industria editorial argentina e insistió con la necesidad de trabajar los proyectos en los cambios de la ley de autor, la piratería digital y el desarrollo del "Exporta fácil" para ampliar el mercado editorial nacional.

Otro de los puntos que mencionó Gremmelspacher fue lo importante de mantener- y en la medida de lo posible extender- el plan de pago de libros en 3 cuotas fijas dada la crisis económica que atraviesa al país y que impacta directamente en el consumo, en especial de productos culturales.

A su turno, el licenciado Pablo Avelluto, volvió a tomar el guante- como en el 2016- y, con evidente enojo, respondió al titular de la Fundación: “Conmigo no, Martín”; parafraseando aquella frase que popularizara la ensayista Beatriz Sarlo con respecto al periodista Orlando Barone.

Avelluto, en un discurso vehemente con ciertos tintes aleccionadores, hizo un repaso de las políticas de su gestión y la vinculó directamente al cambio de gobierno: "Sé que fue un año difícil para muchos argentinos y sé que también fue un año de esperanza".

El Ministro de Cultura enumeró los programas de desarrollo de lectura; como lo hizo anteriormente en su discurso su par en la ciudad, Ángel Mahler, que puso el foco en la renovación de los espacios de las bibliotecas en vínculo con los vecinos.  Avelluto se centró en la necesidad de la innovación en el sector, y romper con "el aislamiento" de la década anterior.

"Uno de nuestros objetivos es reducir el nivel de prejuicios que nos separan", planteó Avelluto haciendo referencia en especial a la cuestión política sobre responsabilidades y gestiones e hizo una pausa para mencionar la polémica en el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) planteando que se trata solo de control hacia dónde va el dinero.

Aplausos, algunos silbidos e incluso abucheos de los presentes marcaron el acto de inauguración de la nueva edición de la Feria, en el que el aire “puede cortarse con un cuchillo”, según susurraron varios de los presentes.

El discurso de cierre estuo a cargo de la escritora, ensayista y periodista Luisa Valenzuela, quien fue ovacionada y se refirió a la violencia de género que azota la sociedad y a los cánones literarios.