"El Nudo Celta de la Calle Bioy Casares" de Gonzalo Santos tiene ese toque de escritura que la hace sobresalir sobre las populosas publicaciones independientes. Hay un recurso del lenguaje, el arte y la filosofía- como temáticas- que le dan una voz particular a su historia. Historia nacida de situaciones que crecen desde el espíritu posible de un cuento para convertirse en novela.

También hay lugar para los sobrenatural y lo onírico pero sin dejar de jugar con la pata más intelectual que se descarga sobre las reflexiones ficcionalizadas.  Santos escribe preciso, a veces en demasía, sobre filosofía, ciencia, arte y relaciones humanas ( y no tan humanas) que en el avance de la lectura logran atrapar de manera esfervescente la mirada.

Hay encuentros en bares, miradas que se convierten en diálogos y deseos que se materializan en mundos que juegan estar entre lo real y lo onírico. Patologías y evoluciones que se entremezclan con conspiraciones y hechos fantásticos en una trama que no pasa desapercibida y logra inquietar.

-Es interesante que trabajaste el libro a partir de unidades que pueden ser vistas como cuentos pero, que están como en continuo,  creando una trama que se abre en capítulos, ¿esto fue adrede o es algo que se fue dando en el proceso de escribir los textos?

Gonzalo Santos (GS)- Se fue dando de forma bastante espontánea. En general yo empiezo los textos con alguna idea difusa, amorfa. No sé, al principio, en qué podrá derivar. La trama va surgiendo durante la escritura. Resuelvo los problemas a medida que se me van planteando. No hago planificaciones previas. A lo sumo, cuando surge algo, lo dejo que madure un poco en mi cabeza, y eso es todo. En la literatura soy casi lo contrario de lo que soy en la vida.

-¿Por qué optaste por la superabundancia de referencias filosóficas y lingüísticas en El Nudo Celta...? Puede observarse una intencionalidad en crear un personaje, pero hay momentos que da la sensación que se "alecciona" al lector, ¿es así?

GS- En la novela hay personajes que viven encerrados en sus propias jergas intelectuales, de las que no pueden escapar. El personaje del tesista, por ejemplo, no sólo vive encerrado en su casa gótica sino también en su propio lenguaje: es un encierro adentro de otro, como en cajas chinas o muñecas rusas. Después están los topos, que viven apresados bajo tierra en un espacio muy reducido que la carencia de lenguaje tiende a reducir todavía más. Como dijo Wittgenstein: los límites del mundo son los límites del lenguaje. Cuando más pobre es el lenguaje más estrecho es el mundo. El nudo celta es una novela de encierros, que tal vez son mi propio encierro.
Respecto del aleccionamiento, creo que en todo caso se alecciona sobre la idea de que no hay nada sobre lo que aleccionar.  


-¿Cómo surge la figura de los "topos" en tu cabeza a la hora de incluirla en la trama?

GS- Esos personajes, al igual que los demás, no aparecen en mi cabeza para luego pasar a la hoja del Word. Mi cabeza es un caos; entre el detritus, no hay ningún personaje que se delinee con mucha precisión. Como te dije antes, en general hay alguna idea difusa, que va tomando forma a medida que la voy escribiendo. Los “topos” creo que aparecieron al principio, en una mención al paso de uno de los personajes, y luego me pareció interesante darles vida. Además eso me facilitaba explicar algún punto de la trama que de otro modo se me hubiera hecho bastante difícil explicar. Supongo que también me debe haber influenciado alguna película de Kusturica y un poco de Los Pichiciegos, de Fogwill.



- Hay momentos que apelás directamente al lector, ¿por qué esa necesidad de interpelar a quién te lee?

GS- Creo que en literatura siempre se trata, de una forma u otra, de interpelar al lector, de molestarlo, de poner en discusión su sistema de creencias y sus parámetros estéticos. En el caso de esta novela, no sé si hay una interpelación directa, pero sí se presupone un lector que de algún modo (y parafraseando a Barthes) debe constituirse en escritor de su propia lectura. Hay muchos espacios en blanco y piezas sueltas que debe ensamblar. Creo que es una novela que todo el tiempo le está exigiendo cosas. La idea fue intentar alejarse un poco de los modos de narrar (y de leer, por supuesto) atravesados por los procedimientos narrativos del cine y de las diferentes tecnologías audiovisuales. En cambio quise trabajar con aquellos otros procedimientos que hoy en día, y prácticamente con un consenso absoluto, se consideran mala literatura. Construir un objeto estético con lo que cualquier manual inútil de escritura recomienda evitar.


- ¿Cómo escribís?; ¿Cómo leés?; ¿Tenés rituales?

GS- Escribo como puedo. Si hay silencio, mejor. Me preparo una jarra de café y a veces desconecto el teléfono. Me gustan las primeras horas de la mañana y las últimas de la noche. Trabajo mucho cada línea, cada frase. Creo, como decía Borges, que debe haber un ritmo, una música. Por eso a veces tardo bastante en terminar lo que empiezo. Cuando leo me prendo un cigarrillo cada diez páginas.


- ¿Estás trabajando en un nuevo proyecto literario?

GS- Estoy escribiendo cuentos. Cada vez que tengo un poco de tiempo (lo que por cierto últimamente no sucede muy a menudo) me siento y trato de hacer algo. La idea es terminar, antes de fin de año, un volumen de cuentos que recorren distintos géneros (ciencia ficción, fantástico, terror, policial), y que orbitan alrededor de una idea central.

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"El Nudo Celta de la Calle Bioy Casares" permite como mínimo dos lecturas, un discurrir sobre la trama y esos personajes que se buscan llenando "cuerpos vacíos" y una lectura más profunda dónde la reflexión sobre la propia reflexión nos hace pensar que la soledad a veces es una construcción.

El Nudo Celta de la Calle Bioy Casares

Malas Palabras Buks, 2014

112 p.

Gonzalo Santos nació en 1984 en Avellaneda, es profesor de Lengua y Literatura y actualmente cursa una diplomatura en ciencias del lenguaje. Trabaja como docente en escuelas secundarias del Gran Buenos Aires y en distintos profesorados.  Publicó algunos cuentos y ensayos en revistas literarias (Axxón, Próxima, NM, etc) culturales ( Contratiempo, Criterio) y en la antología "Grageas 2; más de cien cuentos breves hispanoamericanos". En 2013 publicó su primer libro "En las escuelas: una excursión a los colegios públicosdel GBA" (Santiago Arcos Editor).