La exhumación del cuerpo embalsamado de Salvador Dalí, para extraer una muestra de ADN y así corroborar si María Pilar Abel Martínez es su hija, puede ser "estéril" en términos del prestigioso médico forense Narcís Bardalet que fue el encargado de preservar los restos del artista tres décadas atrás. 

El genio del surrealismo fue embalsamado siguiendo la técnica de inyección interarterial, por vía femoral, con unos siete litros de un líquido con base de formol que penetró en sus capilares y permitió una mayor conservación del cuerpo que no fue vaciado

Fue una intervención de tres horas realizada en una habitación de la Torre Galatea de Figueres. Bardalet aseguró que es probable que la justicia encuentre un  cadáver en un estado de conservación mucho mejor que cualquier otro, “ya que el formol evitó la putrefacción”. Aunque, el uso de esa sustancia para su conservación “podría haber perjudicado la estructura genética” que termine por impedir la posibilidad de hacer una prueba de ADN. 

Bardalet- que comprende la necesidad de Abel Martínez de conocer sus orígenes- planteó que deberían haber realizado primero pruebas genéticas con el que se cree es el padre de la demandante antes de llevar a cabo la exhumación de Dalí considerando que "No hay nadie más indefenso que alguien muerto y sin familia". 

"Quiero saber quién soy", manifestó la que asegura ser hija de Salvador Dalí, que según le explicó su madre, que prestaba servicio doméstico en Cadaqués en casa de unos amigos del artista, mantuvo una aventura con él. 

La mujer sostiene que se podría haber utilizado para la prueba la supuesta máscara mortuoria que se le hizo al pintor, escultor, grabador, escenógrafo y escritor español del siglo XX. Según la demandante había un pelo en el yeso de la misma, pero el embalsamador aseguró que esto no es cierto ya que no se hizo la misma por el riesgo a que "peligraran el bigote y las cejas". 

En el momento de su muerte, el 23 de enero de 1989, Dalí- de 84 años- llevaba un marcapasos por lo que el pintor expiró 30 minutos antes de la hora señalada en su certificado de defunción (10.15 h). "Durante esa media hora, el maestro ya había dejado de respirar y tenía encefalograma plano, pero su corazón siguió latiendo, empujado por el marcapasos", reveló Bardalet que decidió dejarlo en el interior del cuerpo del genio del surrealismo. 

Fuente: La Vanguardia