“Mientras algunos insisten en discutir sobre la muerte del tango, nosotros vamos por el quinto”, destacan los organizadores del Festival de Tango Independiente, la Unión de Orquestas Típicas y el programa de radio Fractura Expuesta.

En este 2014, aquí su programación completa, Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Paraná -por segunda vez-, Mendoza, y hasta Montevideo, esta vez como ciudad invitada, se tapizarán de milongas y conciertos. Este 15 de marzo, el puntapié inicial -o el dibujo en el piso-, se hará en la mítica esquina de San Juan y Boedo.

Allí se presentarán desde las 16, la Orquesta Juvenil e Infantil de la Ciudad, dirigida por Claudio Espector, La Siniestra, Orquesta Típica La Vidú, Quinteto Negro La Boca, Violentango, Altertango y Amores Tangos. "La idea es mostrar el tango que no sale en las postales... y sí, la agenda es política, claramente, y el lugar de clausura también", le dice a Diario Registrado Germán Marcos, uno de los conductores de Fractura Expuesta, el programa de Radio Madre AM 530, que se emite de lunes a viernes de 21 a 23 hs.

Es que la clausura del Festival se realizará por segundo año consecutivo sobre el Puente La Noria, con un concierto "donde las políticas culturales no suelen hacer pie". Participarán Quiero 24, Marcapiel, A Punto Fijo, Dúo Ranas y Mr. Vértigo.

En su nueva edición, el festival "profundiza la organización regional, se anunció con bombos y platillos la declaración del tango como patrimonio inmaterial de la humanidad para Buenos Aires y Montevideo. Pero jamás se coordinó una sola política en conjunto entre los artistas de ambas capitales. El Festival de Tango Independiente una vez más muestra el camino”, remarca Ildefonso Pereyra, presidente de la Unión de Orquestas Típicas.

Oscar Pittana, contrabajista de La Siniestra, se arrima a la conversa y revela que la intención es llevar el tango "a las escuelas, fábricas recuperadas, hospitales, tango en los espacios que programan al género durante todo el año". La autogestión del festival no es casual, Pittan explica que es "una marca de época, y un modelo de realización que sigue en expansión, una forma de hacer y construir que en cinco años ha demostrado que es posible hacer un festival que cubra las necesidades de expresar el tango que nos representa".

“Marcamos la cancha del hacer, y es un buen ejercicio observar como el festival oficial de la ciudad toma a posteriori nuestros desarrollos y trata de ponerse a tiro. Desde transmitir por la radio, devolver el tango a la calle, vincular el sur de la ciudad. Claro que nuestra expansión territorial es superior, llevamos el tango a los barrios, acompañamos y damos visibilidad a los espacios que programan tango todo el año”, asegura Pablo Bernaba, bandoneonista del Quinteto Negro La Boca, otro de los que es parte del asunto.

Alan Haksten, guitarrista de Marcapiel, es otra de las cinco cabezas de un festival que nació como una suerte de movimiento “contra cíclico, autogestivo, a partir del corrimiento del almanaque sufrido por el Festival de Tango de Buenos Aires, organizado por el gobierno de la Ciudad".

Trasladado desde Marzo, su mes originario, hacia el invernal (e inclemente para los locales) agosto, el disfrute de los habitantes de la ciudad se hacía desde entonces más áspero a la par que se favorecía la visita de turistas del hemisferio norte, por coincidir ahora con sus vacaciones de verano.