El proyecto, presentado por el exsenador Samuel Cabanchik,  resuelve "declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural, el inmueble de la Confitería del Molino". A través de una  reunión conjunta de las comisiones de Asuntos Constitucionales, Legislación General y Cultura y Presupuesto se trató que en caso de aprobarse el proyecto, el edificio será incorporado al Congreso de la Nación.

Los diputados recibieron a los arquitectos Martín Marcos (Sociedad Central de Arquitectos), Guillermo García (Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos de la Cámara de Diputados) y José Carames (Comisión Nacional de Museos y Lugares Históricos del Senado).

El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Julián Domínguez, destacó que "la recuperación del Molino es un sueño de todos los bloques" y "sintetiza una convicción compartida desde el Congreso Nacional, desde el gobierno de la Nación y desde todos los sectores de la población que anhelaban recuperar un patrimonio histórico de un edificio que tiene que ver con la historia de la Argentina".

Además de poner en práctica una obra de recuperación edilicia, se reabrirá la cafetería y confetería - que será concesionada- y se espera poder dar lugar a un centro cultural "De las Astas" donde exhibirán sus obras artistas argentinos emergentes. También se abrirá un museo en el que se reflejará la historia argentina que pasó por la confitería.

La historia de la Confitería del Molino

Hacia 1850, Constantino Rossi y Cayetano Brenna, un prestigioso pastelero italiano especializado en la fabricación de pan dulce,  eran los propietarios de la "Confitería del Centro", ubicada en las actuales Avenida Rivadavia y Rodríguez Peña.  Luego aparecería, en las cercanías, el negocio del "Molino Lorea",  el primer molino harinero instalado en la ciudad, y así se fusionaron y empezaron a ser conocidos como la Confitería del Molino.

En febrero de 1905 se emplazaron  en un local frente al Congreso Nacional. En 1910 había finalizado la construcción de la Plaza del Congreso, y Brenna, ya en sociedad con los Rocatagliatta necesitaba un nuevo edificio.

La obra faraónica fue encargada al arquitecto Francisco Gianotti (constructor también del actual Banco Comafi y de la Galería Güemes, ambos en Buenos Aires).

En 1917 se inauguró la confitería con su inusual fachada con proyecto del arquitecto italiano Francisco Gianotti. El negocio era conocido por su pastelería que se producía en los tres subsuelos del lugar. Entre sus especialidades estaban  el merengue, panettone de castañas, el marrón glacé, y el postre imperial ruso, conocido en Europa como "postre argentino".

Por su bar y restaurante pasaron los políticos Marcelo T. de Alvear, Lisandro de la Torre, Alfredo Palacios y Eva Perón, y los artistas Carlos Gardel, Niní Marshall, Tita Merello y Libertad Lamarque, entre muchos otros.

Recién en 1992 el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires incorporó  al majestuoso edificio al Área de Protección Histórica con el grado de protección estructural. En 1997 el edificio cerró sus puertas y el declive edilicio comenzó.  Desde el año 2005 se vienen presentando proyectos para recuperar el espacio, y recién ahora la expropiación parece estar cerca de ser real.