Hace un par de días se conoció una encuesta de CB Consultora que pone a Mauricio Macri con una intención de voto de 26,6 por ciento y a Alberto Fernández con 54,3 por ciento. Lejos, muy lejos de un eventual balotaje…

Y los intendentes, que usualmente tienen contacto directo con el ciudadano, es decir con el votante, saben que esa diferencia es abismal y real. Sobre todo los jefes comunales que ganaron en 2015 con la boleta de Cambiemos y ahora pretenden revalidar con la de Juntos por el Cambio.

No hace mucho, la gobernadora María Eugenia Vidal los liberó de cualquier compromiso con la persona del Presidente, de cuya imagen la mandataria también fue víctima. Ella misma quiso desdoblar la elección provincial de la nacional pero el Presidente no se lo permitió.

Ahora y ya sin trabas para deshacerse del salvavidas de plomo representado por Macri, intendentes como Nicolás Ducoté (Pilar), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Martiniano Molina (Quilmes), entre otros, buscan salvar el pellejo electoral en el conurbano.

Si no los dejaron desdoblar la elección bonaerense, ahora quieren cambiar la suerte despegándose de una figura presidencial en franca e inexorable decadencia: pretenden “vecinalizar” la elección al “desacoplar” sus boletas de las de Macri-Pichetto.

Para ello buscan convencer a los candidatos locales de Roberto Lavagna para ir con idéntico pedido a la Justicia Electoral: que los dejen ir solitos a la contienda de octubre para evitar el matadero electoral que supone ir de la mano del Presidente.

Según suponen, ello beneficiaría a macristas y lavagnistas, al liberarlos para jugar en forma cruzada en lo que hace al segmente presidencial y hasta permitir un eventual corte de boleta que incline la balanza, por ejemplo, hacia el lado de un voto Ducoté-Fernández, por poner hipotético un ejemplo.

Se verá si la Justicia habilita la opción impulsada por Juntos por el Cambio pero que también incluiría a Consenso Federal “para tener más peso”, dicen.