La normalización del PRO en la provincia de Buenos Aires, el miércoles pasado, termina de consolidar la figura de María Eugenia Vidal como máxima dirigente y responsable.

El partido de la derecha había perdido la personería en la región tras no presentarse en las elecciones de 2011 y 2013. La primera vez fue porque el ingeniero prefirió refugiarse en la Ciudad y no enfrentar a Cristina Fernández de Kirchner en las nacionales; y la segunda, porque llegaron a un pacto tácito con Sergio Massa para no dividir el voto opositor y garantizar que el Frente Renovador derrotara al Frente para la Victoria en las legislativas de ese entonces.

Con su cargo de presidenta del partido a nivel bonaerense, la gobernadora materializó lo que ya era vox populi: Vidal es la figura más consolidada del macrismo, incluso más que Mauricio Macri. Es por ello que su rostro va a ser la imagen de la campaña de Cambiemos en 2017. A tal punto que nadie se atrevería a bajarla de la nómina de posibles candidatos de la lista, aun si sólo se tratara de una postulación 'testimonial'. Sería ilógico que si ganara el año que viene, resigne el platense sillón de Dardo Rocha por una banca en el Congreso. 

La mandataria bonaerense, no sólo tiene un fuerte respaldo interno y de los medios hegemónicos. Además ha logrado acuerdos con las fuerzas del GEN y el FR en la legislatura. Por ejemplo el massismo le garantizaron esta semana la aprobación de la ley del blanqueo.

La exvicejefa de Gobierno porteño también cuenta con el visto bueno de la mayoría de los 55 intendentes bonaerenses del peronismo, que se encargan todo el tiempo de diferenciar sus críticas al gobierno nacional de la gestión provincial. Dicen los alcaldes que ella sí escuchan sus demandas y ellos devuelven el gesto con fotos y palabras de agradecimiento por la labor en gestión: el famoso 'dialoguismo' de esta etapa.  Desde luego, la necesidad es mutua. Sin los intendentes del conurbano la Provincia puede volverse un polvorín ingobernable y sin la ayuda del ejecutivo no hay solvencia monetaria para resolver problemas.

Sobre el vínculo con los radicales, 'Mariu' -como le dicen los suyos- sólo tiene a un boina blanca en todo el gabinete, el ministro de Ciencia y Teconología Jorge Elustondo. Por lo demás, la UCR en todo este año no pudo despuntar un sólo referente propio que pueda aspirar a una candidatura importante en la Provincia. El PRO se fagocitó a la UCR y parte del mérito es de la gobernadora. 

Además, Vidal incorporó intendentes peronistas a su tropa, como el camaleónico intendente de San Migual, Joaquín De la Torre, que abandonó el massismo y ya se desempeña como ministro aurinegro.

Y si de peronistas se trata, cuenta también con Gerónimo Momo Venegas. El titular de la UATRE y líder del partido Fé, viene haciendo un reciclaje de dirigentes pejotistas resentidos con el kirchnerismo, que están deseosos de venganza. Es el caso de Baldomero 'Cacho' Álvarez, exintendente de Avellaneda, que se la tiene jurada a Jorge Ferraresi, su exsecretario y actual jefe comunal del distrito.

De hecho, la semana pasada el 'Momo' encabezó un acto oficialista en ese distrito del sur del conurbano, en el que anunció que están organizando una gran marcha para el 17 de octubre, en homenaje al General y del que participará "la compañera gobernadora y funcionarios del gobierno nacional". Sí, a María Eugenia, le dicen 'compañera'. La chica de la mirada inocente conquista desde panelistas de Intratables hasta sindicalistas de la más rancia burocracia.

Los paros de docentes y profesionales de la salud muestran los problemas de gestión la Provincia. Ahí sí, al no reabrir paritarias, la Gobernadora cumple al pie de la letra con las políticas macro de ajuste, aún cuando todos los números indican que las subas de sueldo fueron insuficientes y el reclamo esválido. Sin embargo, las medidas gremiales de los estatales en la región no arrancaron en 2016. Recordemos que su sucesor, Daniel Scioli -tensión con el Ejecutivo nacional de entonces mediante- tampoco tuvo el mejor de los tratos con los trabajadores de guardapolvo blanco. Los paros y la falta de respuesta están tristemente naturalizados para los bonaerenses. 

El mapa político se completa con una oposición dividida y todavía sin rumbo claro. Los intendentes del FpV llaman todos a la unidad, pero se dividen en al menos tres grupos. El 'Esmeralda', que lideran Martín Insaurralde (Lomas) y Juan Zabaleta (Hurlingham), alejados del kirchnerismo; el 'Fénix', con Gustavo Menéndez (Merlo), Verónica Magario (La Matanza) y Ariel Sujarchuk (Escobar) a la cabeza, que son K friendly; y 'El Establo', la reciente formación que representa Mario Ishii (José C. Paz) y otros intendentes del interior. Y a eso hay que sumar los alcaldes 'K' puros, que todavía no terminan de mostrar juego y aguardan a que Cristina defina rumbo. 

Todo esto demuestra que, mientras en el plano económico el oficialismo se aleja de las mayorías con una batería de medidas de ajuste y altos niveles de inflación, en el plano político el PRO cumple con todos sus cometidos en la Provincia.

Volviendo a la imagen de Vidal, la gobernadora ahora tiene por delante un desafío tan grande como la provincia toda: el resultado de las elecciones del 2017. El éxito o el fracaso del PRO en la provincia quedarán inevitablemente asociados a su figura. A la vez, el resultado de los comicios serán determinantes para el resto de lo que le quede de mandato.

En principio, para Mauricio Macri es una jugada acertada. El desgaste de campaña, correrá por cuenta de su excompañera de gestión en la Ciudad, que deberá absorber los habituales ataques de época electoral. Hasta los intendentes opositores que hoy la elogian terminarán por ponerla como eje delas críticas cuando rivalicen directamente por los votos.

Además, está latente el riesgo de que finalmente el FpV recapacite y logre la verbalizada pero todavía no concretada "unidad". Y no nos olvidemos de Cristina. ¿Qué porcentaje podría lograr la ex Presidenta si se presenta a la cabeza de todas las expresiones del peronismo? "El 54% se logró con todos adentro", dijo un intendente del Fénix a este medio. En cualquier caso, ese nivel de unidad parece muy difícil aun en la oposición. 

¿Y si al oficialismo le va bien? Si Cambiemos logra un triunfo en la provincia, Vidal concentraría un capital político que llenaría de preguntas al propio Mauricio. Es una posibilidad lejana aun, pero no deja ser un escenario viable. Hasta acá, 'Mariu' superó los desafíos, sin embargo, lo que viene es todavía más difícil.