Alejandro Granados supo transformarse y que ese "disfraz" le permita perpetuarse en el poder. Es intendente de Ezeiza desde 1995 cuando la localidad se armó como partido nuevo al separarse de Esteban Echeverría. Para lograrlo supo ser menemista, duhaldista, kircherista y ahora vidalista.

Solo en 2015 dejó su silla y fue cuando el entonces gobernador Daniel Scioli le pidió que sea ministro de Seguridad de la Provincia. En ese momento quedó al frente Oscar Cicco pero vigilado muy de cerca por Dulce Granados, mujer del intendente. Granados será nuevamente candidato e irá por la re-re-re elección.

Pero no solo piensa batir un récord de permanencia en el poder sino también como uno de los intendentes que más gana en el conurbano. Su salario, según se conoció mediáticamente, alcanza los $135.793, cifra a la cuál se le suman "gastos de representación" con otros $100.000 por mes y la antigüedad correspondiente (este sería el sexto mandato) que abulta considerablemente su billetera.

Quizás una de las postales más recordadas de sus cambios de pertenencia partidaria fue en en diciembre del 2015 cuando después de ser reelecto en 2011 y 2015 por la boleta del Frente para la Victoria dijo: "Nada tengo que ver con el Frente para la Victoria". En las gradas estaba Gustavo Ferrari, asesor General del gobierno de María Eugenia Vidal, quién aplaudía con efusividad.