A nadie se le ocurriría –mucho menos entre los autodenominados ‘futboleros’– suspender un partido de fútbol profesional porque en las cercanías se da clases en una escuela primaria… Sin embargo, al revés sí ocurre, revelando las prioridades de la sociedad argentina.

En efecto, un colegio especial de la localidad matancera de Isidro Casanova, debió suspender toda actividad porque este viernes juega de local Almirante Brown contra Defensores de Belgrano, por el campeonato de Primera B.

La escuela está tres cuadras de la cancha y, literalmente, queda envuelta por el importante operativo de seguridad que afecta a todo un barrio.

Son 400 los chicos y adolescentes que concurren Instituto Terapéutico y Educativo San Martín de Porres, todos ellos con Trastornos de Espectro Autista (TEA); pero este viernes no tienen clases. Un partido de fútbol se los impide.