El 28 de enero de 1986, el astronauta Ellison Onizuka llevaba un preciado objeto al abordar el Challenger. Se trataba de un recuerdo de su hija, una pelota fútbol que había sido donada por el equipo del colegio Clear Lake High School, ubicado cerca del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, Texas.

Sin embargo, la pelota no pudo llegar a su destino en el espacio aunque sobrevivió a la explosión que mató a sus siete tripulantes a los 73 segundos de su lanzamiento.

Ahora, la NASA decidió realizar un sentido homenaje a los fallecidos y llevaron la pelota al espacio como pudo verse en la foto publicada por el astronauta Shane Kimbrough en la Estación Espacial Internacional. 

"La pelota continúa en muchas formas con la misión en la que se embarcó mi padre hace tantos años", expresó Janelle Onizula-Gillian, hija del astronauta fallecido en 1986.

Una pelota que quedó intacta en la explosión del Challenger ahora sí llegó al espacio