En Iruma, al norte de Tokio, muchas personas ancianas con problemas seniles están siendo "etiquetados" con códigos QR para poder ser escaneados por las autoridades en caso de ser necesario. 

La medida que fue tanto celebrada como cuestionada permite que en caso de que un anciano se pierda pueda volver con sus seres queridos a la brevedad. 

El servicio de etiquetado es gratuito y financiado por el Estado y cada persona que forma parte del mismo tiene un número de identificación personal con los datos claves como edad, dirección y estado de salud; además del número de seguro médico. 

La etiqueta se pega en las uñas de los pacientes y suele perderse menos que en el caso de colocarla en la ropa o zapatos; la misma tiene una vida útil aproximada de dos semanas e incluso sigue funcionando aunque se moje.

 Japón lanzó este plan ante una cada vez más masiva población envejecida ya que se espera que para el año 2060 el 40 % de los ciudadanos de ese país será un anciano.  Por otro lado, la policía japonesa empezó a ofrecer descuentos en restaurantes a ciudadanos mayores que aceptan entregar sus licencias de conducir y utilizar el transporte público.