De acuerdo al un informe revelado esta semana Encuentro de Biología Experimental en California, el ajolote tendría en su información genética un posible desarrollo científico alentador para las personas que sufren alguna paraplejía. 

Se trata de un anfibio endémico de los lagos de México que mide entre 15 y 30 centímetros, que posee la capacidad de regenerar extremidades y órganos internos al sufrir graves lesiones corporales, incluso el cerebro.

Conocida como 'salamandra mexicana', esta especie fue estudiada a nivel molecular y científicos de la Universidad de Minnesota explicaron qué mecanismos se activan para conseguir este sorprendente beneficio.

Como resultado de una lesión en su médula espinal, las células gliales del ajolote -las que desempeñan funciones auxiliares en el sistema nervioso- comienzan a proliferar rápidamente, y le permiten al animal reconstruir las conexiones entre los nervios y reconectar la médula lesionada, según detalló Karen Echeverri, la profesora autora del estudio.

Sin embargo en el caso de los humanos, ante un daño de gran magnitud las células gliales forman un tejido cicatricial, algo que impide que los nervios se vuelvan a conectar entre sí.

"Los humanos tienen una capacidad de regeneración muy limitada, mientras que otras especies, como los ajolotes, tienen una notable capacidad de regenerar funcionalmente las extremidades, el tejido cardíaco e incluso la médula espinal después de una lesión", manifestó la especialista en declaraciones a Science Daily.

"Hemos descubierto que a pesar de esta diferencia en la respuesta a las lesiones, estos animales comparten muchos de los mismos genes que tienen los humanos. Este conocimiento podría ser útil para diseñar nuevas terapias para las lesiones de médula espinal u otras enfermedades neurodegenerativas", adelantó Echeverri según reprodujo rt.com.

El secreto es que la proteína designada c-Fos, presente tanto en los anfibios como en los humanos, es crucial para el proceso de regeneración: pero en los humanos, otra proteína conocida como c-Jun desencadena la cicatrización e impide la regeneración. 

De acuerdo a la investigación desarrollada, los médicos podrían tratar a los pacientes con paraplejías -daños en la médula espinal que impiden la llegada de los impulsos nerviosos del cerebro a las extremidades- con un fármaco para desactivar las proteínas c-Jun, y así permitir que las células gliales fomenten la recuperación de la médula espinal, replicando el funcionamiento vital de los ajolotes.

Los animales en cuestión son endémicos del sistema lacustre de la Ciudad de México y sus alrededores, pero se encuentran en peligro de extinción. Miden normalmente entre 15 y 30 centímetros.