Los investigadores españoles Bernabé y José Moya no podían creer lo que estaban viendo ante sus ojos cuando más de 20.000 hectáreas de bosque quedaron calcinadas a raíz de un incendio en la provincia de Valencia, en 2012, y en medio de la devastación todavía se mantenían un grupo de cipreses bien verdes y erguidos.

"Cuando nos desplazamos a la dantesca escena en aquel trágico verano de 2012, nos asaltaba una gran tristeza y pesar. Estábamos conmocionados ante las dimensiones de la devastación", dijo a BBC Mundo el botánico Bernabé Moya, quien llegó al sitio del siniestro con su hermano José, licenciado en ciencias ambientales, ambos del Departamento de Árboles Monumentales de la Deputación de Valencia.

Pero en medio de la gran tristeza, lo que más les llamó la atención fue resistencia del ciprés mediterráneo. "Las observaciones acumuladas a lo largo de los años nos hacían albergar la esperanza de que algunos cipreses habían sobrevivido", dijo el botánico.

"Al llegar, comprobamos que toda la vegetación circundante formada por encinas, robles, pinos carrascos, pinos rodenos, enebros etc, característica del bosque mediterráneo, estaba completamente calcinada. Pero únicamente el 1,27% de los cipreses mediterráneos había entrado en ignición", agregó.

Luego de tres años de investigación, Bernabé y José Moya lograron encontrar una explicación al enigma de los cipreses con la ayuda de científicos españoles e italianos. El estudio fue publicado en la edición de este mes de la revista científica Journal of Environmental Management.

Allí demuestran la resistencia de los cipreses frente al fuego y su posible aplicación como barrera cortafuego ante los devastadores siniestros que afectan el Mediterráneo.

Esto se debe a que el árbol poseé un alto contenido de humedad -84-96%- durante el período estival que se concentra en hojas y ramas vivas, lo que hace que sea casi inmune al fuego.

"A mayor contenido en agua las plantas presentan una mayor resistencia a las llamas", explicó Bernabé Moya a BBC Mundo.

Además, debido a las dimensiones reducidas de sus hojas, "la hojarasca que genera el ciprés en suelo es muy compacta. La circulación de aire en su interior es menor que en otras especies, como la pinocha de los pinos".

La resiliencia del ciprés mediterráneo muestra para Moya que "la naturaleza tiene la respuesta a muchos de los problemas que enfrentamos".

Para el botánico español es urgente que la humanidad se tome en serio estos problemas, ya que es la lucha de todos. “Se lo debemos al bosque y a las generaciones futuras", concluyó.