El dicho dice que la nariz "sabe". Y al parecer puede decirnos más de lo que pensábamos. De hecho, un grupo de científicos asegura que el olfato puede servir como referente para conocer el estado general del cuerpo, o como marcador de la exposición a las toxinas ambientales.

El estudio fue publicado por la revista PLoS ONE, e indica que el grupo de investigación de la Universidad de Chicago, junto a colegas, realizaron una prueba sencilla para tratar de comprobar su hipótesis.

El test consistió en hacer que una serie de personas identificara cinco olores comunes (rosa, cuero, pescado, naranja y menta). La cantidad de olores identificados incorrectamente era considerada indicador de pérdida de olfato, y, a más errores, más grave era el cuadro. Luego, cinco años más tarde, los investigadores rastrearon a los mismos participantes y les pidieron realizar la prueba de olor por segunda vez.

Durante el lapso que ocurrió entre los dos estudios 430 de los participantes originales (o 12,5% del total) habían fallecido. De éstos, el 39% que había fracasado la primera prueba de olor murió antes de la segunda prueba, en comparación con el 19% de los que tenían pérdida de olor moderado en la primera prueba, y sólo el 10% de aquellos con un sano sentido del olfato.

Es decir que aquellos participantes que no pasaron la primera prueba de olor tenían cuatro veces más probabilidades de morir dentro de los cinco años que los que habían identificado correctamente los cinco olores.

Esto se mantuvo cuando otros factores conocidos por afectar el olor –como la raza, el sexo, la enfermedad mental, y el nivel socioeconómico– se tuvieron en cuenta, e incluso más leve pérdida de olfato se asoció con un poco más de probabilidades de muerte inminente.

Así es que la pérdida del sentido del olfato resultó predecir la muerte con mayor precisión que un diagnóstico de cáncer, insuficiencia cardíaca o enfermedad pulmonar. Aun así, los investigadores subrayan que es poco probable que sea una de las causas de la muerte, sino que más bien es un presagio de lo que vendrá. Sugirieron dos posibles razones por las que esto podría ser así, según publicó este viernes Infobae.

Una es que la punta del nervio olfatorio, que contiene los receptores del olor, es la única parte del sistema nervioso humano que se regenera continuamente por las células madre. La producción de nuevas células olfativas disminuye con la edad, y esto se asoció con una reducción gradual en nuestra capacidad para detectar y discriminar olores. Por lo que la pérdida del olfato puede indicar que el cuerpo entra en un estado de deterioro, y ya no es capaz de repararse a sí mismo.

Por otro lado, el nervio olfatorio es también la única parte del sistema nervioso que está expuesta al aire libre. Esa cualidad hace que venenos y otros agentes patógenos lleguen por una vía rápida al cerebro, por lo que perder el olfato podría ser una advertencia temprana de algo que en última instancia puede causar la muerte.