Un estudio revela que el cerebro funciona mucho mejor con la vejiga llena. Y el dato color de esta nota es casi bizarro: dicen que el primer ministro británico, David Cameron, utiliza esta técnica inusual para pronunciar sus discursos.

Pero eso no es todo, según la Universidad del Estado de California, en Estados Unidos, esta técnica nos ayuda a mentir de forma convincente.

Según el medio BBC, la investigadora y sus colegas les pidieron a un grupo de voluntarios completar un cuestionario sobre temas sociales o morales controvertidos. Luego dividieron el grupo en dos, y 45 minutos antes de entrevistar a cada grupo, los hicieron beber 700ml de agua a uno y 50ml a otro. Cada participante tenía que mentir sobre dos temas sobre los cuales tenían una opinión muy definida.

El resultado: los investigadores detectaron mucho más fácilmente las mentiras en el grupo que había bebido menos. En cambio los otros, con la vejiga llena, mostraron menos señales de estar mintiendo y ofrecieron respuestas más largas y detalladas.

La explicación es que mentir es un ejercicio complejo que requiere el uso de muchos recursos mentales y el acto de controlar la vejiga nos ayuda a controlar el complejo proceso que se pone en juego al mentir.

"Mentir requiere el uso de muchos recursos mentales", explica Iris Blandón-Gitlin, una de las investigadoras. Es que, manipular la información, así como suprimir los detalles irrelevantes para producir una historia creíble, mientras monitoreamos nuestra conducta y la de quien nos escucha, son algunas de las tareas que el mentiroso debe ejecutar.

El estudio sugiere que las actividades que requieren autocontrol comparten mecanismos comunes en el cerebro, por esta razón cuando ejercemos un tipo de control podemos estar facilitando otro.

"Son subjetivamente diferentes, pero en el cerebro no. No tienen un dominio específico. Cuando activas la red de control inhibitorio en un dominio, los beneficios se extienden a otras tareas", explica Blandón-Gitlin.