En la jerga farmacológica se les conoce como medicamentos rescatados, y se trata de aquellos que en su momento fueron proscriptos por sus efectos secundarios y que ahora pueden tener un nuevo uso y "volver a la vida". 

En un artículo escrito por Cristina Lucio para El Mundo se destaca el retorno de la  talidomida, que tuvo que ser retirada del mercado entre los finales de los 50 y los principios de los 60 después de que nacieran más de 12.000 niños con graves malformaciones congénitas debido a su uso.

Fue un médico israelí el que descubrió que la talidomida tenía un efecto sobre las lesiones inflamatorias que padecían las personas con lepra por lo que volvió a considerarse bajo extremos cuidados. 

"En 1994 se describieron por primera vez sus propiedades antiangiogénicas, lo que propició su uso en algunos tipos de cáncer. Los primeros resultados favorables se obtuvieron en mieloma múltiple y, de hecho, la Agencia Europea del Medicamento autorizó en 2008 el uso del fármaco en algunos de estos pacientes", apunta Javier García Pellicer, jefe de sección del servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario La Fe de Valencia y miembro de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria.

Además, la talidomida también consiguió después una autorización de uso compasivo para otros trastornos, como la enfermedad injerto contra huésped, enfermedad de Crohn o algunos tipos de artritis. 

A la lista de medicamentos zombis también podría unirse próximamente rimonabant, un fármaco que se presentó en 2006 como una gran promesa contra la obesidad pero que luego tuvo que ser retirado por los trastornos psiquiátricos graves que se asociaron a su consumo. 

Aunque ahora, un equipo de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona está estudiando su efectividad para el síndrome del cromosoma X frágil, una de las causas más frecuentes de discapacidad intelectual.

También la cisaprida, un medicamento indicado para el tratamiento del reflujo gastroesofágico cuya comercialización se suspendió en Europa en 2004 podría iniciar una nueva vida pronto, después de ser retirado por aumentar el ritmo cardíaco. 

O el caso del minoxidil, que llegó al mercado como tratamiento para la hipertensión pero cambió su perfil después de que algunos usuarios notaran que su pelo se fortalecía al tomarlo. Si bien nunca fue retirado, hoy es un tratamiento aprobado para la alopecia androgénica. 

El ejemplo de reinvención más conocido es el de sildenafilo (Viagra), que tenía los días contados como tratamiento de la angina de pecho hasta que el hallazgo casual de su poder contra la disfunción eréctil cambió su destino para siempre.

La mayoría de los fármacos que se reposicionan no provienen de productos retirados del mercado, sino de formulaciones comercializadas para las que se intenta encontrar una nueva indicación.

(El Mundo)