Tenía dos temas para desarrollar y aún no me decido. Los gatos e internet versus fin de año e Internet. Ninguna es una cosa que digas CLAVE. RE CLAVE LEER ESTO ANTES DE QUE SEA EL 2014.

Como ya dije 2014 me parece que mi inconsciente decidió solo el temita y voy a contarles lo mucho que me irrita "barajar y dar de nuevo", porque si tenés unas cartas de mierda, por más que las mezcles, las cartas VAN A SEGUIR SIENDO CHORGAS.

Necesitamos empezar y terminar. Marcar con años relaciones. Contabilizar el tiempo, que nos pisa los talones porque siempre va más rápido si es que va. Pero no me voy a poner a filosofar, porque ya bastantes preguntas tenemos sin resolver, como por ejemplo, ¿por qué aplaudimos cuando tiramos fuegos artificiales? ¿Por qué aplaudimos cuando tiramos rompeportones? Básicamente, ¿por qué aplaudimos?

Otra de las dudas que me surgen tiene que ver con el inicio de un nuevo año. Un nuevo año que nunca va a ser otro año, siempre es único porque no existe otro año que sea 2014. O 2013. O 45. No. Todos los años son distintos porque todos los años son distintos. Pero así como sabemos eso, sabemos también que los números no son creaciones divinas sino creaciones humanas. Y soy fan de creer que el 90% de las cosas que hizo el hombre, podrían siempre ser mejores.

Brindás por un año nuevo que comienza en Twitter y a mi se me ponen las tripas todas nerviosas. ¿Por qué? ¿Qué necesidad? Exteriorizar todo. Todo el tiempo. Desearle suerte a gente que sabés que no va a tener más suerte aunque re quieras que suceda, por algo que no va a cambiar aunque a quien le toca pasarla mal quiere que cambie. Un año nuevo es sólo un número del calendario que cambia. La voluntad y los sucesos, sean positivos o negativos, no dependen de algo que no existe como los números. Depende de lo que nos pase, depende de los hilos, contextos y colores.

Pero ta. Soy anti. Anti todo y, como tal, no podía dejar de mostrarme en contra de la felicidad espontánea de algunos respecto a estas fechas. Fechas que para la gente que está sola son una mierda. ¿Pero a quién le importa? Sólo al que está solo y, como está solo, no le importa a nadie.

Igual, no todo es mierda. También en Twitter, alguien me dijo que la vida son contrastes. Y como creo que es una de las pocas verdades que me llevo de este año, también considero que, poder escribir un punto simbólico en la secuencia de los días, hace a mucha gente respirar profundo y encarar lo que queda con otras ganas. Tal vez con las mismas cartas de mierda, pero ubicadas en momentos distintos que generan otras situaciones con otras salidas impensadas y llegás al final del laberinto sin haber pensado en salir por arriba.

La red social del pajarito me acabó con desprecio en la cara varias veces. A todos los que la sabemos usar nos pasó. Muchas de las columnas que escribí durante el año fueron con críticas y algunas pequeñas ponderaciones. Pero llega fin de año y mí cuenta de Twitter sigue abierta, entonces algo bastante intenso tiene que estar resistiendo a tanta poronga desesperada.